Mónica Vorbeck de la Torre, historiadora del arte

Pregunta: Se alborotó el avispero...
Respuesta: Este es un escándalo que se da en todos los salones de arte del mundo y más en este por tratarse de un salón institucional. Aún hay una visión un poco paternalista y también regionalista. Creo que tiene que ver con el alto monto del premio que va solo para una persona: 10.000 dólares.

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Pero a la vez creo que ese es el aporte más importante y más significativo del salón: que suscitó una polémica no solo entre el público sino también en el círculo cultural. Creo que el premio está muy bien concedido y viéndolo desde esa perspectiva estoy más contenta.

P: ¿Cuáles fueron los criterios para premiar la obra de Toral?
R: Creo que es una obra muy sólida que congenia muy bien con lo que se pidió en la convocatoria. El artista ha utilizado los cartones para decir algo, para expresar algo dentro de cuestiones sociales. Son los cartones recogidos por los mendigos, un material reciclable que usa como cobija esta gente, que a su vez trabaja en reciclaje, todo ello, en el marco de la regeneración urbana de Guayaquil. Esto proviene de una persona que vive en el centro de Guayaquil y que vio cómo fueron desplazados los mendigos.

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P: Pero la gente dice que no se entiende...
R: Esto de que la obra debe hablar por sí misma es un pensamiento muy modernista que además solo funciona en relación al arte abstracto. Creo que todo arte necesita ser explicado. Hay que saber cuál es el contexto de esa obra. Un artista no es solo un técnico. Hay muchos virtuosos de la elaboración que no nos plantean nada. Eso ya lo decía Leonardo Da Vinci: que lo que importa sobre todo es el concepto y no la ejecución. El arte no habla solo a los sentidos, también habla al intelecto. El artista es un intelectual.

P: ¿Entonces por qué no pusieron el marco conceptual debajo de las obras, como lo reclaman visitantes y artistas?
R: Decidimos dejar que el espectador sea activo. No era la idea prescindir de los marcos conceptuales, pero como el Centro Cultural tiene las guías, la idea es que estos se acerquen al público y le expliquen. Me parece una ofensa para el espectador ponerle el marco conceptual abajo.

P: Algunos dicen que el veredicto es cínico.
R: Se podría decir, pero sería limitarle estúpidamente a la obra... El artista está trabajando desde su propia realidad y está ahí. Es un homenaje y una denuncia que tiene una intencionalidad expresamente artística. No se premió en función del currículo, se premió en función de la obra, de su actualidad.

P: ¿Qué les responde a los que dicen que el Salón es “paupérrimo”?
R: El nivel del salón lo dan los artistas. Me parece insultante decir esto.