Sobre el ferrocarril abundan los pronunciamientos ciudadanos para que el Estado o la empresa privada se hagan cargo de su rehabilitación, y no lo dejen morir y se invierta; pero ninguna de esas dos partes escucha.

No ha sucedido lo mismo con otras empresas estatales como telecomunicaciones, electricidad, petróleo. Es bastante raro porque con el ferrocarril puede haber muchas ganancias en la transportación –podría ser el inicio del gran transporte ferroviario sudamericano– y para el turismo sería muy bueno.

Lo que ocurre es que en esa empresa al momento no hay plata, y parece que por ahí está la razón para que “generosos” empresarios privados no le paren bola.

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En cambio, al IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) están que lo atacan desde ambos bandos, privado y público; colaborando este último con el primero y dejándolo que funcione mal para justificar su privatización. Se disfrazan de lo que sea para llevárselo; y, ¿cuál es la razón de sacrificarse llevándose ese “problema” institucional que solo concierne a trabajadores cuyo tema siempre les desagrada a los empresarios?

Pues ahora ya lo sabemos cuando se han hecho públicos los millones de dólares que posee el IESS, lo contrario de la empresa de ferrocarril.

Lo inexplicable es que parecería que la generalidad de los empleados del Seguro Social, también estuvieran colaborando para la privatización, cuando se esmeran en dar un mal servicio y una mala atención.

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Ab. Edson Prado Plúas
Guayaquil