Mariela Viteri reunió al personal completo de ‘El Noticiero’ para celebrar su rating, el más alto del país según Ibope. Fue uno de aquellos montajes de autoalabanza habituales en TC, con intercambio de flores entre jefe y empleados, declaraciones de fidelidad a la empresa, elogios, piropos, loas y ditirambos. ¡Qué buenos son todos ellos, según ellos!

La fiesta del rating en ‘El Noticiero’ ha de ser una celebración religiosa, puesto que en TC el rating lo es todo, incluso está por encima de la ley, como lo demuestra ‘Maritere’ a diario, en el horario infantil. En ‘El Noticiero’, la lógica del rating dicta las políticas editoriales, si es que no las sustituye.

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“Nosotros nos preocupamos de las noticias que le preocupan en la vida diaria al ser humano”, aseguró  Rafael Cuesta, vicepresidente de Noticias. “Ese es un arte, amor, saber lo que el público quiere es un arte”, respondió Mariela. La pretensión de “saber lo que el público quiere” fue acaso la idea central de este programa. Es la superstición del rating: creer que un simple instrumento de medición diseñado para conocer las reacciones del televidente ante una oferta específica, puede servir para interpretar lo que ese televidente piensa y desea. Es tan ridículo como tratar de medir la temperatura del aire con cinta métrica.

Un descubrimiento: el público quiere ver las piernas de Carla Sala, a veces sí, a veces no. En este principio se basó uno de los lineamientos editoriales más importantes que Rafael Cuesta impartió a su presentadora de noticias, al menos el que ella atesora con más entusiasmo. Cuesta lo resumió así: “Yo siempre le he dicho a Carla: mira Carlita, de lo bueno, poquito”. Ella, aún agradecida, recordó cómo, de este modo, su jefe le aconsejó dosificar las minifaldas. Él, oportuno, hizo notar que “hoy día está de pantalones”. Y así siguió el personal de ‘El Noticiero’, en este mismo tono, hablando de periodismo.