La dolencia perjudica a 25 millones de mujeres, cuyas crisis están influenciadas por factores hormonales.

Alrededor de 100 millones de personas experimentarán episodios epilépticos alguna vez en su vida, según lo señala un reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Buena parte de ellas serán mujeres, las cuales no siempre están tratadas como debieran, según algunos expertos.

La epilepsia es un trastorno  neurológico provocado por unos cambios breves y repentinos del funcionamiento del cerebro: el aumento de la actividad eléctrica de las neuronas en alguna zona cerebral. La persona afectada sufre una serie de convulsiones o movimientos corporales incontrolados de forma repetitiva o “ataque epiléptico”, los cuales se repiten con cierta frecuencia.

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Esta dolencia puede aparecer por una lesión o cicatriz cerebrales, en muchos casos producidas durante el nacimiento o inmediatamente después de nacer.

También  puede ser idiopática, de origen desconocido, posiblemente ocasionada por algún tumor o malformación cerebrales, así como otras enfermedades como la meningitis y la encefalitis.

Los tratamientos actuales pueden controlar los ataques, al menos durante cierto tiempo, en el 80% de los pacientes, pero el 20% restante de los epilépticos tienen episodios que no se pueden tratar adecuadamente con los medios disponibles.

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Los tratamientos de la epilepsia son la medicación, la cirugía y una dieta alimenticia específica, que la mayoría de las veces se aplica en una combinación de las dos o de las tres modalidades.

La preocupación de la comunidad científica respecto de la epilepsia en mujeres se centra  en que los fármacos antiepilépticos cambian su acción durante el embarazo y en las posibles anormalidades fetales que puedan ocasionar tanto la enfermedad como los medicamentos usados para tratarla.

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Los médicos también están preocupados por los cambios en la expresión de la epilepsia que se relacionan con la variabilidad hormonal de las diferentes etapas de la vida de la mujer, así como por los mayores problemas de disminución de la densidad mineral ósea inducida por los fármacos antiepilépticos.

Además, está el hecho de que con algunos de estos medicamentos  las mujeres no puedan tomar anticonceptivos orales.

Sin embargo, el doctor Kaplan subraya que “las mujeres epilépticas pueden tener una vida normal”, aunque su tratamiento tenga a veces que diferenciarse del de los varones.

Para las mujeres en edad fértil, los expertos prefieren fármacos que no sean inductores enzimáticos, es decir los que aceleran el metabolismo del hígado, ya que estas sustancias interaccionan con los anticonceptivos orales y hacen que pierdan su eficacia.

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Los especialistas también intentan elegir fármacos que no tengan efectos estéticos indeseables, como la ganancia de peso o  el hirsutismo, es decir aumento del vello corporal.