La periodista cuencana Sandra Ochoa viajó desde principios de enero junto a 205 emigrantes desde las costas de Manabí en Ecuador hasta Guatemala, dentro del barco pesquero Willy, en medio de la incomodidad y el hacinamiento que significa viajar como emigrante en la clandestinidad que según la reportera se sufren en estos viajes.

Ochoa dijo esta mañana, en una entrevista para Citynoticias (89.3 FM de Guayaquil), que literalmente en el barco no hay donde poner un pie, porque por lo general viajan llenos de personas que esperan llegar a Estados Unidos, luego de una travesía por Centroamérica.

La periodista  realizó el trabajo con la ayuda de diario El Tiempo de Cuenca y el New York Times de la ciudad de Nueva York.

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Ochoa comentó que el medio en el que trabaja no contaba con el dinero necesario para costear esta cobertura como una emigrante; y que los reporteros del diario norteamericano, a causa de su fisonomía, no podían realizar la travesía dentro del barco, por lo que se optó por unir ambas necesidades.

Sandra Ochoa dijo que los emigrantes que viajaban con ella en el barco pesquero sabían que era periodista, pero  no estaban enterados de si se iba a publicar la historia de la travesía y cuándo se lo iba a hacer.

“Son barcos que son para llevar pescados y no personas”, dijo la periodista, quien explicó que los emigrantes tienen que dormir en la bodega donde generalmente se guarda el producto de la pesca, además deben soportar el hacinamiento y la incomodidad de no tener un lugar plano (horizontal) en el cual descansar, situación que contribuye para que se presenten infecciones en la piel, problemas estomacales y vómitos.

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La reportera cuenta que en un viaje de esta magnitud surgen problemas entre los que está la falta de agua, lo que se agrava con el calor que se vive en la bodega del barco, que aumenta por la maquinaria de la nave que hace que el clima se torne más cálido.

Esta cuencana dijo que el temor por su vida siempre estuvo presente desde que salió de Pedernales - Manabí y durante todo el viaje, que duró ocho días; sin embargo, Ochoa cuenta que fue mucho más su deseo de hacer un trabajo periodístico en el que se muestre cómo  la gente vive ese tipo de situaciones.

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La reportera cuenta que durante el viaje las mujeres sufren muchas veces acoso sexual de parte de la tripulación.

Finalmente, Ochoa informó que la nave en la que viajó, a diferencia de otras, no fue interceptada en alta mar, y logró llegar a Guatemala, en donde terminó el viaje.