La pobreza, la ceguera a los 7 años de edad y la posterior muerte de sus padres, no impidieron a este pianista, que empezó como autodidacto, convertirse en una de las figuras más importantes en diversos géneros musicales.

Ray Charles murió el jueves pasado y mucha gente se puso a llorar. Las notas de cable de las agencias de prensa repletaron las redacciones de los periódicos. Así, de pronto, todo el planeta se enteró de la grandeza de un músico negro, ciego y maravilloso. Que una vez de una mañana miserable despertó y sin salir de su cama, dijo: “¿Dónde está Ray Charles? ¿Quién conoce tu nombre? Nadie te llama por tu nombre...”.

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Lo demás. La pobreza, el rechazo, la tristeza, el éxito, la fortuna, la vida en sí.  Todos vinieron a él y transformaron al pequeño Ray Charles Robinson en el Genio del soul, y en muchas otras cosas, según sea quien lo diga. Pero lo innegable en estos momentos, es que una parte del mundo todavía sigue llorando.

Y entonces me llamó un amigo y dijo: “Supongo que ahora escribirás algo sobre el padre del blues”. Al día siguiente fui al bar de otro amigo y me encontré con el chino Jaime que  atacó con estas palabras: “La próxima leyenda que escribas debe ser sobre Ray Charles”. No faltaba más. Cualquiera sabe que contar algo de él en estos momentos es una obligación ineludible y razonable.

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La muerte siempre entristece. A pesar de que para algunos sea lo mejor. Sin embargo, produce felicidad saber que este músico, ya antes de su muerte, estaba considerado por los propios músicos como el más grande. Él sufrió la pena de ver cómo su hermano de apenas 4 años se ahogaba, lo cual definió como la mayor tragedia de su vida en Brother Ray, las memorias que escribió junto con David Ritz en 1978.

Vida, solo vida
Nació el 23 de septiembre de 1930 en Albany, Georgia, Estados Unidos. Murió de insuficiencia hepática en su residencia de Beverly Hills en Los Ángeles, California, a los 73 años y luego de 58 compartiendo su imponente y conmovedora voz.

Su padre, Bailey Robinson, era mecánico, y su madre Aretha apilaba tablas en un aserradero. “No me hablen de pobreza”, dijo Charles en alguna ocasión. “Nosotros estábamos en el último escalón”.

Empezó a estudiar música a los 3 años. Fue un autodidacta del piano, pero estudió música en braille en la St. Augustine School, un centro para ciegos y sordos subvencionado por el Estado. Allí aprendió a leer y escribir y a tocar varios instrumentos como el saxofón.

Ray Charles perdió la vista durante su infancia por un glaucoma que su familia no pudo tratar médicamente por razones económicas. Él lo recordaba como algo muy traumático. Luego de la muerte de su hermano ocurrida en una pileta de metal llena con agua comenzó a perder la vista.

“Recuerdo que una de las cosas con que trataron de salvarme la vista era que mi madre no dejaba que yo me expusiera a demasiada luz. Tardé dos años en dejar de ver completamente, cosa que ocurrió a los 7 años de edad”, señaló el músico.

A los 15 años quedó huérfano. Esa fue una de las experiencias más devastadoras de su vida. Un periodo de partitura en blanco. “Desde ese momento me sentí completamente en otro planeta. No podía comer ni dormir: simplemente me sentía ajeno a todo. No hay manera en que yo describa lo que sentí. Realmente era un chico perdido”, escribió.

Luego de superar el trauma de la muerte de su madre partió hacia Jacksonville en Florida, donde trabajaba por $ 4 la noche. Rodó por Orlando, Tampa y tocó con una banda llamada The Florida Playboys.

Durante aquellos años confesó que se enamoró profundamente de la música de Nat King Cole, tanto, que solo pensaba en imitarlo y cantar como él. Era su ídolo.  Resuelto a convertir su nombre en algo importante ahorró 500 dólares y viajó durante cinco días en autobús hacia Seattle en Washington.

Debutó en una noche de talentos y fue contratado para tocar en el Elk’s Club, donde le propusieron crear un trío. Con Gosady McGee y a Milt Jarret formó McSon, el cual se le ocurrió de juntar el apellido del guitarrista McGee y el suyo, Robinson. La aventura ya no se pudo detener. Posteriormente conoció a Quincy Jones y se volvieron íntimos.

A través del cantante de rhythm and blues, Wynonie Harris, entró en contacto con esa música y ese estilo, y firmó un contrato con el sello Atlantic. Con una sabia mezcla de la música originaria de Nueva Orleans y una pincelada de gospel y blues, nació ese estilo vocal inconfundible de Ray Charles que encandiló y atrapó al mundo de la música.

Cambió su nombre a Ray Charles, para evitar confusión con el boxeador Sugar Ray Robinson, y grabó su primer disco en 1948 al que tituló Confession blues. Frank Sinatra bautizó a este músico como el Genio. En 1951 consiguió su primer éxito gracias a Baby, let me hold your hand. A Charles no le gustaba que lo llamaran el Genio. “Einstein era un genio. Yo no”, solía decir.

En 1955 consiguió el segundo puesto en las listas de R&B con I got a woman. Entre sus éxitos más conocidos están What’d I say, Hit the road Jack, Georgia on my mind, I can’t stop loving you y America the beautiful. Lo cierto es que cantara soul, blues o jazz, country, baladas o cualquier otro género, Charles dejó su sello en una impresionante trayectoria que lo convirtió en un genio único e irrepetible.