El Centro Técnico Aeroespacial (CTA, oficial)  decidió relanzar su proyecto de motores de avión a alcohol (a base de caña de  azúcar), creado en la década de 1980 y abandonado poco después por falta de  recursos, indicó este martes a la AFP el responsable del proyecto.
 
"Nosotros ya habíamos realizado más de 500 horas de ensayos para poner a  prueba los motores y un vuelo de demostración en diciembre de 1985 con un avión  (T25) de entrenamiento de la Aeronáutica", dijo el ingeniero Paulo Sergio  Edwald, coordinador del proyecto.
 
Edwald agregó: "en esta nueva etapa invertiremos 300.000 euros en la  infraestructura necesaria para los procesos de certificación de los motores a  alcohol".
 
La idea es equipar todos los pequeños aviones (monomotores y bimotores) que  funcionan con gasolina, con el objetivo de economizar en los gastos con  combustible.
 
Un litro de gasolina de aviación cuesta alrededor de seis veces más que un  litro de alcohol, lo que convierte en poco viables las operaciones aéreas en  las numerosas regiones del interior de Brasil, especialmente en las zonas  agrícolas donde el avión es un instrumento indispensable.
 
Brasil es el segundo país del mundo, por detrás de Estados Unidos, en  materia de aviación ligera. Su flota es de 14.000 aviones, de los que 12.000  poseen motores a pistones, que pueden ser equipados para funcionar con alcohol,  recordó el ingeniero de la CTA, un organismo del Ministerio de la Aeronáutica,  que homologa los productos aeronáuticos.
 
La diferencia de precio entre la gasolina y el alcohol hidratado ya llevó a  numerosos propietarios de pequeños aviones a adaptar indebidamente sus motores  para que vuelen con alcohol, sin estar debidamente certificados y sin que  exista cualquier tipo de control.
 
Según la CTA, se estima que en la actualidad existen entre 300 y 400  pequeños aviones que funcionan con alcohol.
 
"Esta falta de control acarrea problemas de seguridad. Toda modificación en  los motores debe ser homologada y certificada por la CTA", destacó Edwald.
 
Paralelamente a la CTA, la industria aeronáutica Neiva, subsidiaria de la  brasileña Embraer -la cuarta mayor fabricante mundial de aviones comerciales-,  comenzó a utilizar los datos de la CTA y a desarrollar una versión a alcohol  del avión agrícola Ipanema, líder de ventas de ese segmento en Brasil, con unos  1.000 aparatos.
 
La cosecha récord de soja, maíz y arroz en 2003 arrojó como resultado un  aumento de más de 100% en las ventas del modelo Ipanema. En total, 56 aparatos  fueron vendidos el año pasado y la previsión de la compañía es que este año  sean entregadas otras 82 aeronaves.
 
Todos esos motores serán a gasolina, pero el 80% de los contratos será  firmado con la opción de la conversión del motor a alcohol.
 
El proyecto de la versión a alcohol, para el que las inversiones se elevan  a 680.000 euros, es desarrollado con el soporte de la firma estadounidense  Textron Lycoming, fabricante del motor IO-540.