Los actos públicos ya terminaron. ¿Qué hacen entonces las candidatas después del desfile en traje de noche? ¿Cómo las evalúa el jurado? ¿Qué actividades realizarán hasta el 1 de junio, cuando se conocerá a la nueva Miss Universo? Dos de nuestras representantes a este certamen en años anteriores: Jéssica Bermúdez, Miss Ecuador 2001, y Andrea Jácome, Miss Ecuador 2003, explican lo que viven las aspirantes en estos momentos.
Aseguran que hay tres puntajes importantes: el desfile en traje de noche, en traje de baño y la pregunta que el jurado realiza a cada una de ellas. Como en el certamen que actualmente se realiza en Ecuador falta esa entrevista, aseveran que aún no están definidas totalmente quiénes son las quince finalistas a Miss Universo 2004.
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Las ex misses cuentan que al día siguiente de la gala en vestido de noche, las delegadas por orden alfabético, acuden a la entrevista realizada por un panel durante cinco minutos aproximadamente.
Les hacen preguntas acerca de la información que llenaron cuando se inscribieron a Miss Universo, donde respondieron por qué entraron al concurso de su país y al de Miss Universo, por qué decidieron estudiar la carrera universitaria a la que pertenecen, si tienen la capacidad y están dispuestas a vivir en Nueva York lejos de sus familiares. El jurado ratifica estas respuestas y califica la manera de responderlas.
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Jéssica Bermúdez indica que la idea de la entrevista es “complementar el aspecto intelectual, la parte bonita de la mujer cuando se expresa”. Ella y Jácome están de acuerdo en que la organización no realiza preguntas difíciles para comprobar cuánto sabe la candidata, sino que más bien busca una mujer solidaria, carismática, sencilla, encantadora, dulce y muy inteligente. “Son preguntas que evidencian tradiciones, costumbres, maneras de ser y de proyectarse, no es algo para evaluar la inteligencia sino para ver cómo se desenvuelve la concursante”, puntualiza Jácome.
Durante los días de la evaluación del jurado, quienes no están siendo entrevistadas ensayan las presentaciones, hacen pruebas de vestuarios o tienen tiempo para descansar un poco más. En los ensayos se designan candidatas finalistas como práctica, para enseñarles dónde tienen que pararse para hablar, caminar y todo lo que deben hacer.
Pero no solo esos aspectos son los que se evalúan. Jácome sostiene que “deben haber otras calificaciones, como por ejemplo la de las chaperonas que están con ellas día a día y ven el comportamiento, si es desordenada o impuntual”. Bermúdez piensa que el jurado las observa constantemente desde el primer día, si son problemáticas, si dan soluciones a las cosas, si son amables y atentas. Además, cree que “la noche más importante es la preliminar, porque es la primera vez donde son completamente evaluadas en expresión corporal, proyeccción de imagen y aspecto físico”.
Hay ciertos aspectos que cambian en cada concurso, como el número de finalistas y la procedencia de las preguntas en el evento final.
Bermúdez añade que durante estos días las delegadas no pueden salir independientemente. Si alguien quiere verlas tiene que pedir una autorización para entrevistarlas en el lobby del hotel, pues las medidas de seguridad son estrictas. Cada una tiene chaperona y guardias. Las vigilan cuando navegan en internet. Además, para ir a los baños las acompañan y siempre los revisan antes de que ellas entren. Jéssica cuenta que son muy cuidadosos. Cuando ella concursó para Miss Universo, le llegó un regalo de la gente de Puerto Rico. Antes de recibirlo pasó por la seguridad del hotel, la del certamen y la chaperona.
Cuando el concurso finalice, las candidatas podrán regresar a su país o quedarse unos días, pero ese gasto correrá por cuenta propia. Las dos ex representantes del Ecuador coinciden en que las actividades son agotadoras, tensas, duermen muy poco, pero afirman que participar es una gran experiencia y necesitan apoyo de sus compatriotas.