Los artistas exhibieron en el festival francés un trabajo que filmaron  bajo la dirección de  Stephen Hopkins. Theron atrajo la atención de los ‘paparazzi’.

Charlize Theron fue una de las figuras más apreciadas  para los cientos de paparazzi que se aglomeraron durante el Festival de Cine de Cannes, que concluyó el pasado sábado. La actriz aportó su considerable glamour y sus dotes interpretativas a la promoción de Vida y muerte de Peter Sellers, dirigida por Stephen Hopkins, que retrata la increíble trayectoria artística y personal precisamente de Peter Sellers, uno de los más prolíficos comediantes de la historia del cine.

En esta entrega, Theron interpreta a una de las esposas del actor, Britt Ekland, un papel para el cine dentro del cine que aborda con gracia la bellísima actriz sudafricana. “El nombre de Peter Sellers y de ciertas de sus películas me eran familiares, pero desconocía todo sobre su vida privada y, más aún, sobre Ekland. Así que leer todo lo que pude sobre ambos y sobre los cinco años de matrimonio ha sido todo un descubrimiento”, aseguró.  “Me impresionó su interpretación en Bienvenido Mister Chance. Era magnético, cautivador, extraordinariamente brillante”, agregó.

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Para llevar la vida del célebre comediante a la pantalla, el realizador se apoyó en libros, entrevistas, documentales y sus numerosos filmes. “Todos sus colaboradores conocían su vida pública, su carrera y sus matrimonios. Pero lo más difícil fue hurgar en su privacidad, porque la ocultó siempre detrás de su máscara de cómico”, afirmó Hopkins. Geoffrey Rush fue su primera elección. Y aunque inicialmente el actor australiano rechazó el papel, la insistencia de Hopkins logró convencerlo. “No buscábamos un clon del actor en el plano físico”, aclaró Hopkins, “sino a un excelente intérprete capaz de captar la esencia de la personalidad de Sellers, de evocar su espíritu. Queríamos retratar su comportamiento desordenado y autodestructor, su falta de autoestima. Por eso insistí en Geoffrey”.

Según Rush, fue la complejidad del papel lo que le hizo dudar en un principio: “Encarnar a Sellers no era fácil. Somos los dos de culturas diferentes y muy distintos hasta físicamente. Pero decidí correrme el riesgo, pues me encanta, como a él, jugar con las máscaras”, dijo. “Lo que en realidad me sedujo fue la idea de adentrarme en los meandros de un espíritu creativo como este, que sufre grandes penas”, prosiguió.

“Sellers fue verdaderamente el clown más grande de fines del siglo XX”, se apresuró a afirmar Rush, quien para encarnarlo, tuvo que hacer esfuerzos excepcionales. La transformación física requirió de largas y fatigosas horas de maquillaje, con prótesis incluida. El trabajo sobre la voz no fue menos exigente, pues debía no solo interpretar la de Sellers sino la de todas sus innumerables creaciones. “Fueron más de cuarenta voces diferentes durante toda la película. Ustedes se imaginarán, qué divertido”, dijo.

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