Cuando la cantautora canadiense Nelly Furtado se hospeda en hoteles mientras está de gira, se fija en detalles que otros pasan por alto. Esto se debe a que cuando niña, la cantante solía ayudar a su madre a arreglar recámaras en el Motel Robin Hood de la Columbia Británica.
“Siempre me fijo en la camarera, chequeo los carritos y hasta qué tipo de ruedas tienen”, dijo Furtado al The Philadelphia Inquirer en su edición del viernes pasado.
La intérprete promociona su segundo álbum, Folklore, y esta vez no teme cantar en vivo, terror que la acompañó en el 2000 cuando debutó con Whoa, Nelly!
“Tengo una relación amor-odio con las actuaciones en vivo”, expresó la cantante de 25 años. “Tenía terror a los conciertos grandes, especialmente en festivales europeos, donde los escenarios son gigantescos”, indicó.