El debate que se mantuvo por siglos sobre el origen de la imagen que se ve en el sudario de Turín se ha reabierto, luego del descubrimiento que hicieron dos científicos italianos de un segundo rostro.
La Sábana Santa, un trozo de lino, con una extensión de 4,37 metros de largo y 1,11 de ancho, ha involucrado durante siglos a científicos y teólogos en la búsqueda de las huellas dejadas presuntamente por el cuerpo de Cristo, tras su muerte.
Ahora dos investigadores italianos han reabierto la vieja controversia al realizar un nuevo descubrimiento. Giulio Fanti y Roberto Maggiolo, miembros del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Padua (Italia), aseguran haber encontrado una segunda imagen en la parte de atrás de la tela.
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“Se trata de una imagen muy débil, pero en la que se pueden distinguir con bastante claridad una nariz, dos ojos, barba, cabellos largos y bigote”, aseguraba Fanti. Según el investigador italiano, después de haber efectuado complejos análisis, se halló que el nivel de correspondencia de ese rostro con el de la imagen frontal era del 85 por ciento.
El descubrimiento se llevó a cabo a partir de unas fotos de la sábana que fueron tomadas, en el 2002, por un sacerdote, durante una exposición de la sábana, en la que se mostraba al público el resultado de un proceso de restauración al que había sido sometida.
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En esa ocasión, una de las tantas restauraciones por las que ha tenido que pasar, se la despojó de un trozo de tela cosido detrás de la mortaja por unas monjas clarisas con el fin de reforzarla, en el año 1532.
Sobre este material gráfico, Giulio Fanti y Roberto Maggiolo aplicaron sofisticadas técnicas matemáticas y ópticas como filtros gaussianos o transformadores bidimensionales Fourier, a través de los cuales obtuvieron una segunda imagen de un hombre cuya fisonomía coincide en un altísimo porcentaje con la de la parte superior.
A partir de este descubrimiento, el debate se centra en si esta segunda imagen podría suponer la prueba palpable del fraude de la sábana, dado que esta imagen de la parte posterior se podría haber formado al calar en la tela la pintura utilizada por el presunto estafador a la hora de pintar el sudario.
Sin embargo, son los propios descubridores de la segunda imagen los que han hecho una acalorada defensa de la autenticidad de la reliquia. “Mi opinión es que la Sábana Santa no puede ser una falsificación. Es imposible reproducir todas las características que tiene esa tela. El descubrimiento de esta segunda imagen hace aún más difícil la posibilidad de que la Sábana Santa sean un fraude”, dijo Fanti.
A pesar de ello, Giuseppe Ghiberti, experto de la Comisión Diocesana de Turín que custodia la Sábana, niega la existencia de una segunda imagen en el sudario y ataja la cuestión afirmando que esa imagen es un efecto óptico, producido por las manchas de sangre de aquellos puntos más dolientes del cuerpo de Cristo.
“Pero es el ojo humano, por un efecto fisiológico de la visión, el que tiende a ver esa imagen que en realidad no existe”, dijo Ghiberti. El origen de la Sábana Santa se confunde con el entorno de la Iglesia de los primeros siglos, cuando a las puertas de los templos se reunían mercados con todo tipo de reliquias.
Huesos sagrados, pelos de la barba de Noé, santos prepucios, astillas de la cruz de Cristo y todo tipo de material humano, conformaban bazares necrófilos adonde eran atraídos miles de fieles, que pagaban por un trozo de santo para proteger sus casas de desgracias.
Pero como los santos no podían dar abasto a semejante demanda, dada la limitación de miembros, no faltaban personas sin escrúpulos que convertían cualquier trozo de ser humano o astilla de madera en sagrado prodigio o pintaban sudarios para los incautos fieles.
La Iglesia propició por siglos la falsificación de reliquias de tal manera que, en el año 787, un concilio general decretó: “Si a partir de hoy se encuentra a un obispo consagrando un templo sin reliquias sagradas, será depuesto como trasgresor de las tradiciones eclesiásticas”.
La Sábana sobre la que en la actualidad se ciernen los más encontrados debates posee su propia historia. Desde el año 1578, el supuesto sudario de Cristo está conservado en la Catedral de Turín adonde llegó procedente de Chambéry, antigua capital del Ducado de Saboya.
Ante los avances realizados en la ciencia gracias a los datos que aportaba la prueba de datación denominada carbono 14, en el año 1988, tres laboratorios aplicaron la técnica y certificaron que el tejido de la Sábana Santa pertenecía a la época medieval, lo que contradecía la tradición en torno a su relación con la figura de Cristo en el siglo I.
Sin embargo, se adujo que las piezas cortadas al lienzo eran de la parte más restaurada como demostraba su peso, casi el doble respecto al resto, al estar formadas por hilos de lino más reciente, lo que podía inducir a un elevado error.