Prensa norteamericana cuestiona el cambio de rumbo de la política de EE.UU. en Medio Oriente y cree que crecerá la violencia en Iraq y Palestina.

El aval que el presidente de EE.UU., George W. Bush, dio por primera vez a la colonización judía de Cisjordania, levantó una ola de indignación en el mundo árabe, pero le ayudará a captar el voto de judíos y conservadores cristianos, en la elección presidencial norteamericana de noviembre próximo.

Junto al primer ministro israelí, Ariel Sharón, Bush afirmó su acuerdo con mantener las colonias judías en territorio reivindicado por los palestinos, cuestionó el derecho al retorno de los refugiados palestinos a territorios del actual Estado de Israel.

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Jonathan Lincoln, experto estadounidense en Medio Oriente, explicó que la imagen de ambos mandatarios juntos y de acuerdo en todos los temas, impactará a la comunidad judía de EE.UU., aproximadamente 5,5 millones, tradicionalmente demócratas y aseguraría el voto de millones de cristianos conservadores alineados con la derecha ultranacionalista en Israel.

Lincoln afirma que “si Bush logra vender la ilusión de un avance en Iraq y de progreso en el frente palestino-israelí, le beneficiará en noviembre”.

Incluso el candidato demócrata John Kerry debió intervenir en el debate, afirmando que “lo que es evidentemente  importante aquí es la seguridad del Estado de Israel”.

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Pantano político
Aunque en el terreno electoral Bush logre cosechar algunos frutos con este  apoyo a Sharón, en el escenario internacional, y en particular en el mundo  árabe, su diplomacia en Medio Oriente parece cada vez más empantanada.

Así lo señalan los principales diarios de EE.UU.

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Para The New York Times, la decisión de Bush constituye un “cambio de  política radical y desafortunado”, que afecta severamente a la “credibilidad de EE.UU.” y comprometerá cualquier intento posterior de  Washington de mediar en un acuerdo perdurable.

“Es posible que la conducta de Bush agrave aún más la situación en Iraq”, escribe The Washington Post.

The Wall Street Journal señala que podría fortalecer el apoyo de los palestinos a los grupos radicales Hamas y Jihad Islámica, aumentar el desorden en territorio palestino” y dificultar la labor de los árabes dispuestos a negociar.

Además del rechazo del presidente palestino Yasser Arafat, de su primer ministro Ahmed Qorei, de Hamas y de la Jihad islámica, la ira e indignación creció en los árabes.

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El presidente de Líbano, Emile Lahud, subrayó que las  declaraciones de Bush tendrán “consecuencias peligrosas” como “el uso de la fuerza para recuperar los derechos”.

En Egipto, el movimiento islamista Fraternidad Musulmana llamó a “luchar contra la agresión norteamericano-sionista” con el uso del boicot y la resistencia armada.
Abdel Bari Atwan, editor del diario árabe Al-Quds Al-Arabi que se publica en Londres, indicó que será muy difícil que los árabes y musulmanes no odien al gobierno de EE.UU. “que está provocando el fuego de la violencia y el terrorismo a través de sus políticas racistas y parciales contra los débiles y oprimidos”.