“Todavia puedo decir que la mitad de mi vida la soluciono con el periodismo y la otra mitad, con la literatura”, dice el escritor colombiano.

El narrador colombiano Héctor Abad Faciolince llegó el pasado lunes al Ecuador para promocionar su más reciente novela, Angosta (Seix Barral Biblioteca Breve, 2004). Se ha levantado luego de dormir unas pocas horas en el hotel, y parece estar de buen ánimo. Lo está… comienza a bromear.

“Además de escribir libros, nos obligan a que los vendamos”, alega con una carcajada casi imparable. La broma, la risa, la ironía… es preciso ahondar en esa percepción.

Pregunta: ¿No es como cumplir un ciclo?
Respuesta: No. Cuando uno no vende ni siquiera en su propio país, la editorial no lo lleva ni al centro de la ciudad, en un taxi. Cuando empieza a vender en su propio país, entonces lo llevan a la capital. Cuando vende un poco más, viaja por todo el mundo. Y cuando venden mucho más, ya no tiene que viajar: los libros se venden solos.

P:
¿Pero soñó en esto?
R: Cuando estaba muy joven y soñaba con ser escritor, también me imaginaba viajando en todo el mundo. Pero llega un momento en el que el exceso de viajes, y vivir todo el tiempo en los hoteles lo obliga a escribir sobre personajes que viven en ellos.

P:
¿Es bueno saltar del periodismo a la literatura?
R: Periodismo y narrativa son dos géneros literarios. En general, el periodismo se presta para que le paguen un sueldo, y el otro no. El periodismo sirve para mantener caliente la mano y hacer un gran entrenamiento.

P:
¿No hay contradicción en las dos facetas?
R: El periodismo ayuda a poner los pies sobre la tierra, y con él es más fácil de entrar a ese terreno de la no verdad…

P:
¿Hasta para llegar al punto de ganar un premio de narrativa innovadora?
R: Sí. Yo le debo al periodismo el hecho de dedicarme a escribir. Todavía puedo decir que la mitad de mi vida la soluciono con el periodismo y la otra mitad, con la literatura. Este oficio me dio el tiempo para escribir una novela como Basura, que ganó un premio (Narrativa Innovadora, de Casa de América en el 2000). Abad ha escrito para los diarios El Mundo y El Colombiano, de Medellín, su ciudad natal. Luego estuvo en Cromos, una revista frívola como la describió. Pero también trabajó en Cambio, la revista que Gabriel García Márquez compró con el dinero del Premio Nobel de Literatura. Ahora labora en Semana, que es como el lado opuesto.

P:
¿No fue un cambio de polo demasiado brusco?
R: Cambio se piensa que es una revista de izquierda, porque el dueño es García Márquez. Semana, según la definición del dueño, es una revista de derecha escrita por periodistas de izquierda, allá no tengo ninguna censura.

P:
¿García Márquez fue su héroe literario?
R: Yo nací después, no tuve que vivir como sus contemporáneos, a la sombra de un escritor genial. Tuve la suerte de leerlo como a Homero, como un clásico, con cierta reverencia y sin proponerme ser un imitador. Algunos escritores tratan de hablar mal de él, pero me parecen estrategias publicitarias. No tiene ningún sentido imitarlo, el realismo mágico es una vaca ya ordeñada. Sería ridículo seguir con esa receta.

P:
¿Macondo ya murió?
R: No, va a vivir siempre. No se puede volver a escribir ni Troya ni Macondo. Lo que pasa es que se escribe la historia de los padres de uno. Los padres y abuelos de García Márquez vivieron una Colombia como la de Macondo, sin luz eléctrica, ni música rock.

P:
¿Cómo se desenvuelve su literatura?
R: Nosotros no nacemos y morimos en un mismo lugar. En la nueva literatura se refleja a las realidades que se viven al mismo tiempo. En Angosta hay un muro que se parece al que se construye en Israel, hay un ckeck point que se asemeja a las fronteras de Estados Unidos.

P:
¿Se considera dentro de la ola de escritores exitosos de Colombia?
R:  No creo que sea una ola. Estamos dispersos, parece una manada de escritores individualistas. Somos un archipiélago, no una ola.

P:
  ¿No es muy triste eso?
R:  Sí. Pero he logrado que personas que se odian, como Fernando Vallejo y Gabriel García Márquez, firmen una carta. En ella prometíamos seis escritores colombianos no volver a España, porque nos exigieron visa. Pero fue una quijotada. No sirvió para nada.

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Sobre el autor
Héctor Abad Faciolince nació en Medellín, Colombia, en 1958. Se graduó en literaturas modernas en Verona, Italia. Es autor de cuatro novelas: Asuntos de un hidalgo disoluto (1994), Fragmentos de amor furtivo (1998), Basura (2000) y Angosta.

Escribió también un volumen de cuentos y un diario de viajes. Con su novela Basura obtuvo en el año 2000 el Primer Premio de Narrativa Innovadora de la Casa de América de Madrid. Trabajó como traductor y, además, ejerce el periodismo.

Actualmente trabaja como columnista en la revista Semana, de Bogotá, donde reside. Existen traducciones en inglés, italiano, alemán, portugués y griego de algunos de sus libros.

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