Es maravilloso recorrer la playa de Mar Bravo – ubicada en la costa sur del balneario de Salinas – por el esplendor natural que ofrece. Asimismo, es alarmante el grado de contaminación que amenaza a esta área declarada protegida, donde se encuentran las piscinas de sal que son estancias de aves migratorias. Lo más espectacular en esta época del año es observar la presencia de flamencos que destellan su color rosado, en el azul del agua salitrosa, los cuales dicen vienen de Chile, al igual que los chorlitos que vendrían de Canadá y se confunden entre gaviotas, pelícanos, garzas, patos, etcétera. Esas piscinas de sal son refugio de aves para alimentarse, reproducirse y renovar su plumaje. Dicha área, al igual que la represa Velasco Ibarra y el estero Punta Carnero, son parte del humedal de la península de Santa Elenea, rico en flora y fauna silvestre y marina.

Es necesario que nativos y turistas ayudemos a conservar la belleza natural que ofrece Mar Bravo, tratando de no arrojar basura en playas y canales adyacentes a las piscinas y esteros, pues esos desechos atraen a ratas y por ende a gatos y perros que amenazan la estadía de las aves. Los laboratorios de larvas de camarón ubicados a lo largo de este malecón deben también ayudar a mantener limpio el sector y no contaminar el agua del mar, teniendo cada uno piscinas de oxidación para evacuar los desechos químicos al océano.  Hay que evitar la contaminación del aire con ruidos de altos desniveles provenientes de bombas, calderos y disparos en las noches que afectan el descanso de las aves.

Evelio Reyes Tipán
Santa Elena