Unas 600 personas están movilizadas en la investigación sobre el chantaje terrorista en Francia del misterioso grupo AZF, que amenazó con hacer estallar una decena de bombas, la mayoría de ellas en la red ferroviaria, si no le entregaban un rescate económico.
 
El contacto con el grupo permanece roto desde que el pasado miércoles la prensa reveló el chantaje, por lo que los investigadores se centran en determinar el perfil de los componentes de AZF.
 
Según la prensa francesa, los investigadores trabajan en la hipótesis de que, al menos un hombre y una mujer formarían parte de este grupo.
 
En las llamadas telefónicas intercambiadas con la policía, los agentes pudieron determinar que era una mujer la que hablaba, pero cuando los negociadores trataban de alargar la llamada, otra persona la cortaba de forma violenta.
 
La policía trabaja también sobre la hipótesis de que en la banda haya un ex militar, una sospecha basada en el uso de una cierta terminología castrense en los correos enviados y en la técnica de fabricación y colocación de la primera bomba.
 
Una de las dudas que asalta a los investigadores es la forma en la que los chantajistas exigieron la entrega del rescate.
 
Señalaron un lugar preciso y pidieron que los agentes se desplazaran al mismo en helicóptero, para posteriormente depositar el dinero, cuatro millones de dólares y uno de euros, en un lugar determinado.
 
Parece más sencillo y, sobre todo, menos arriesgado para ellos, que hubieran solicitado que el rescate fuera ingresado en una cuenta numérica de un paraíso fiscal.
 
Por lo demás, los investigadores esperan una etapa de silencio por parte de los chantajistas, después de que el asunto saltara a la opinión pública.
 
En uno de los correos, AZF aseguraba que permanecería dos semanas callado si el caso llegaba a los medios de comunicación.
 
Otra iniciativa de la policía francesa ha sido la de consultar a sus colegas checos, que tuvieron un caso muy parecido hace un año.
 
En aquel caso, los investigadores checos entregaron los 300.000 euros del rescate en las condiciones ordenadas por los chantajistas, pero nadie fue a recuperar el dinero y no se volvió a saber nada de sus reclamantes.