La leyenda sobre la existencia de seres vivos en Marte, que durante más de un siglo fue terreno de la ciencia ficción, recibió esta semana un nuevo respaldo de las ciencias duras con el anuncio de la NASA de que alguna vez corrió agua por la superficie del planeta.
El robot espacial Opportunity, enviado a principios de enero junto a su gemelo Spirit, no decepcionó a los 300 ingenieros y técnicos que durante las 24 horas del día supervisan desde el Jet Propulsion Laboratory de Pasadena, California, sus andanzas en suelo marciano.
Con un costo de 820 millones de dólares, la NASA había lanzado la misión Mars Expedition Rover para descubrir "si al menos una parte de Marte tuvo un ambiente húmedo por un largo período, que hubiese podido albergar vida. Actualmente tenemos elementos para dar una respuesta apasionante: Sí", dijo James Garvin, responsable científico de la NASA para la exploración de Marte y de la Luna.
Opportunity se estacionó en una zona del planeta denominada Meridiani Planum y permitió la observación -a través de un espectrómetro de rayos X- de las rocas de la región. La composición de estas rocas, que contienen gran cantidad de sales y la forma de algunas de ellas, que presentan cavidades o cristales, son señales de que a través de estas piedras habría corrido agua, según la NASA.
"La única forma para que se forme tal cantidad de sales es que se hayan disuelto en agua antes de que la misma se evaporara", dijo Benton Clark, miembro del equipo científico de la misión.
Ya los primeros envíos de información del Opportunity a la Tierra, a fines de enero, indicaban que la zona que recorría estaba impregnada de hematita cristalina, un dióxido de hierro que se forma habitualmente en ambientes húmedos, confirmando las expectativas de los investigadores, que habían elegido ese lugar ante la sospecha de que allí había presencia de ese mineral.
El clima actual del planeta está lejos del que se supone que hubo cuando Marte fue un vergel: cálido, húmedo, surcado de ríos y océanos. En estos días el relieve de Marte presenta una gran diversidad de desiertos rocosos, valles, volcanes y cadenas montañosas. Las tempestades azotan su superficie con vientos que soplan a 400 km/h y que, al levantar gigantescas polvaredas ferruginosas, le dan la célebre coloración rojiza.
La teoría prevaleciente, que el nuevo hallazgo parece consolidar, sostiene que el antiguo clima benévolo de Marte comenzó a cambiar hace millones de años por un motivo desconocido; la atmósfera se enrareció, una parte del agua se evaporó y el resto se congeló, sobre todo en el subsuelo.
El 23 de enero pasado, la Agencia Espacial Europea había dado las primeras campanadas de celebración sobre la posible existencia de vida en épocas pretéritas en Marte, cuando anunció la detección de agua en forma de hielo en el polo sur del planeta. El hallazgo fue obra de la sonda Mars Express, en órbita marciana desde diciembre.
Hacía ya unos 30 años que los científicos sospechaban de la presencia de agua en forma de hielo en Marte, pero hasta ahora sólo habían tenido confirmaciones indirectas, gracias sobre todo a la misión estadounidense Mars Odyssey, en el año 2002.