La empresa Chevron-Texaco, en un comunicado publicado el pasado 17 de febrero en los diarios, responsabiliza al Estado ecuatoriano de los daños al medio ambiente que se produjeron en el Oriente del país y por los cuales enfrentan una millonaria demanda ante la Corte de Nueva Loja, provincia de Sucumbíos.
La petrolera (que trabajó en la explotación petrolera en Ecuador desde principios de la década de los 80, cuando la nación se abrió a la inversión extranjera en sus campos hidrocarburíficos) en su comunicado explica que junto a Petroecuador conformó Texpet, que fue la empresa que operó en la Amazonia ecuatoriana, y de la cual la transnacional tenía el 37,5% de las acciones y el resto del paquete accionario le pertenecía a la estatal petrolera.
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Texaco-Chevron en el comunicado aduce que la parte de la Amazonia que le correspondía limpiar al final de sus operaciones fue dejada en buen estado, por lo que muestra 5 fotografías en los que destacan terrenos aparentemente listos para la agricultura y piscinas de desechos hidrocarburíficos cubierta de tierra nueva para la siembra, con lo que deslinda la total responsabilidad de sus operaciones y le atribuye al Estado ecuatoriano la responsabilidad de los daños ambientales.
En una entrevista realizada esta mañana en Teleamazonas, el gerente de Texaco en Ecuador, Rodrigo Pérez, dijo que la petrolera extranjera está trabajando con recursos humanos para defenderse de las acusaciones de los habitantes de la amazonía que le atribuyen daños al medio ambiente y a su salud, pero dijo que si a pesar de sus esfuerzos la transnacional es declarada culpable de lo que se le acusa, la petrolera norteamericana procederá a demandar al Estado ecuatoriano para que sea este quien asuma los costos de la demanda de los habitantes amazónicos.
También en el comunicado de Chevron-Texaco se expone que el 30 de septiembre de 1998, firmó con autoridades de Gobierno un acta de cumplimiento de contrato para la ejecución de trabajos medioambientales, documento en el que se reconoce que Texpet había cumplido con lo estipulado por el contrato del 4 de mayo de 1995, y con el que se deslinda de cualquier responsabilidad futura a la transnacional, el documento fue firmado por autoridades de Petroecuador de la época, gerente general de Petrodrocción Carlos Quiroz, el presidente ejecutivo de Petroecuador, Ramiro Gordillo y por el entonces ministro de Energía, Patricio Rivadeneira.
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Con respecto a esta acta, el actual titular de la cartera de Energía y Minas, Carlos Arboleda, quien también asistió al canal de televisión esta mañana, dijo que él no firmaría nada sin estar totalmente seguro de que lo que se dice en el documento es cierto, por lo que condenó la manera en que se manejó el problema en 1998.
Con respecto a la forma en que los jueces que llevan la causa Chevron-Texaco, dijo que esperaba que estos actúen con sabiduría, respetando los derechos universales del medio ambiente y a las comunidades, sin que vislumbre una postura clara de este Gobierno con respecto a un problema que lleva 10 años en los tribunales.
Los indígenas de la amazonía ecuatoriana presentaron su demanda en los tribunales de estados Unidos hace diez años en donde se concluyó que no estaba bajo su competencia el juzgar hechos que habían sucedido fuera de su territorio; por lo que el juicio se trasladó a Ecuador.
El 18 de enero los demandantes señalaron con pruebas que una de las zonas más afectadas fue la comunidad San Carlos (Shushufindi), donde una veintena de personas padeció de cáncer.
El 25 de octubre del 2003 se inició en la judicatura de Nueva Loja la audiencia de estrados, con la presencia de los abogados de ambas partes, centenares de indígenas y campesinos, que hicieron una marcha, y decenas de periodistas de todo el mundo.
Inicialmente el juez de la causa era y tenía como juez a el presidente de la Corte Superior de Justicia, Alberto Guerra, pero este 18 de enero fue reemplazado por el doctor Hugo Novillo Guzmán.
El inicio de este juicio, que sienta un precedente en el ámbito internacional, tiene atentos a activistas ambientales del mundo y motivó la visita de Bianca Jagger, conocida activista nortamericana.