Pasillos, sanjuanitos, albazos y música autóctona fueron algunos de los ritmos que interpretaron una docena de artistas ecuatorianos residentes en Nueva York, para celebrar el día de San Valentín. El sonido ronco del rondador, la percusión del pingullo y la flauta dulzaina de Pepe Santana recorrieron musicalmente todos los rincones de Ecuador, desde la costa hasta los Andes.

Con las luces apagadas de la iglesia San Marcos, escenario de una docena de artistas ecuatorianos, el centenar de asistentes se deleitó con el pentagrama nacional y las imágenes de las ciudades de su terruño proyectadas en una pantalla gigante. La serenata poética y musical organizada por el Grupo Cultural Ecuador y el Consulado General en Nueva York, se realizó la noche del viernes 13, en la calle 82ª y la avenida 34ª, en Queens, como una iniciativa para incentivar el arte nacional.

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El eje de esta nueva organización cultural se basa en dos pilares, según explicó David Molina, cónsul general. La primera es la internacionalización del talento nacional para que nuestros artistas se presenten también en los escenarios de Manhattan y la segunda, la capacitación en talleres de música, teatro, pintura y arte en general para los residentes en NY.

Show artístico
Otro de los cantantes que asistieron al evento musical fue Antonio Ordóñez, que con su ritmo Bomba encendió los ánimos y arrancó aplausos con las canciones como el Platanal del Chota y Chimbolito, una fruta que por dulce, se compara con la mujer. El acostumbrado coffe break del show artístico también se efectuó al estilo ecuatoriano. En lugar de café con galletas, los organizadores sirvieron agua de canela caliente con rosquitas de viento. Cuatro horas de hervor fueron el secreto de Rocedta Santana, noruega y esposa de Pepe Santana, para llegar al punto sabroso de la bebida. “A mayor tiempo de cocción, mejor el canelazo”.

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Su cuñada, Pasionaria, le enseñó el truco de mezclar un paquete de canela con dos libras de azúcar morena, dijo con emoción. “Tú eres mi amor, mi dicha y mi tesoro. Mi solo encanto y mi dolor...”, sonó El Aguacate, pasillo que cerró la presentación de los artistas. A ellos se agregaron los poetas, pianistas y cantantes, con el coro del auditorio entero que a ratos perdía el hilo de la canción, pero no el ritmo.

“Es la música de nuestra tierra que extrañamos. Es algo bien nuestro y aunque no me acordaba muy bien la letra, aunque sea tarareaba”, manifestó emocionado el cuencano Julio Espinoza, quien viajó una hora y media desde Long Island. Marta Huayamabe, cantante guayaquileña de música nacional y residente en Nueva York, calificó la iniciativa de fantástica y aseguró que “ha sido lo mejor desde hace 12 años cuando vino la Cámara de Juventudes de Filanbanco” A su criterio, “el apoyo del Consulado es el espaldarazo para que los artistas desarrollen su talento y se abran paso en la Capital del Mundo”, refirió la ecuatoriana. El proyecto del Grupo Cultural Ecuador “es un abreboca que ha juntado lo mejor del talento ecuatoriano”, dijo Diego Pérez, escritor y actor.