Dos rondas de mortero cayeron cerca de un hotel donde se encuentran turistas japoneses en un poblado del sur de Iraq, en el cual se han destacado soldados de ese país, dijeron autoridades. Las explosiones rompieron las ventanas de un edificio cercano y dejaron un pequeño cráter, pero no así heridos.
Este fue el primer ataque en su tipo desde que llegaron a finales del mes pasado los soldados japoneses. El mortero cayó lejos de la base que preparan los soldados a seis kilómetros del poblado. Unos 100 periodistas japoneses cubren las operaciones en el área.
El primer mortero de 60 mm cayó alrededor de las 5.00 en una intersección a 50 metros del hotel en Samawá, dijo un guardia de seguridad que se identificó como Numan Khadim Amar. Otra ronda cayó cerca de una estación de policía a 500 metros de distancia, dijo el teniente coronel policial Mohammed Najam a The Associated Press.
Las explosiones rompieron varias ventanas, dijo Najam.
Lanzadores de plástico fueron encontrados, junto con unas cuantas rondas, a tres kilómetros de distancia, en la parte norte de la ciudad.
"Damos gracias a Dios porque no hubo víctimas", indicó Najam, quien señaló que pudieron haber sido causados daños graves si todas las rondas hubieran sido lanzadas.
Indicó que no han sido realizados arrestos, pero se investiga los informes de testigos sobre la presencia de un BMW de color negro en el área. Indicó que no se había determinado si los periodistas fueron el blanco del ataque, dado que la segunda ronda cayó cerca del cuartel policial.
El coronel Yasushi Kiyota, uno de los comandantes de las fuerzas japonesas en el área, dijo que soldados daneses, a cargo de patrullar la ciudad, investigan el caso. Agregó que no hubo heridos.
Cerca de 100 soldados japoneses preparan un campamento a seis kilómetros de los límites de la ciudad, donde 600 militares se alojarán durante la mayor acción militar de las fuerzas japonesas desde la Segunda Guerra Mundial, así como su primera participación en una zona de guerra en medio siglo.
Los japoneses realizarán actividades humanitarias y de reconstrucción en el área.
Aunque su misión no será la de una fuerza de combate, ha generado durante meses un fuerte debate en Japón y solamente cuenta con el mínimo apoyo del público, preocupado por la posibilidad de un atentado terrorista en su contra.
Ningún soldado japonés ha muerto en combate desde la Segunda Guerra Mundial.