El escritor portugués José Saramago pidió que se respeten los derechos humanos para así respaldar la democracia, luego de recibir este miércoles la medalla Isidro Fabela de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Instó "a la ciudadanía global a preguntar ante cualquier circunstancia sociopolítica el por qué, para qué y para quién, con el fin de evitar el engaño, y a velar por la democracia" mediante el cumplimiento estricto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por Naciones Unidas en 1948.
"Sin derechos humanos no hay democracia", sentenció el premio Nóbel de Literatura 1998, "pero vivimos en la plutocracia de los Slim, los Soros, los Cisneros (magnates de diversos países) y muchos más en la que los gobiernos se han convertido en comisarios políticos del poder económico", lamentó el autor de Todos los Nombres .
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"O tomamos la vida como una cosa seria o esto va a acabar mal, como ya está terminando para millones de personas que mueren de hambre o por no poder comprar siquiera una aspirina", advirtió al referirse al tema de Ensayo sobre la lucidez , su próxima novela.
"En un mundo donde lo realmente obsceno no es la pornografía sino que se pueda morir de hambre", el novelista lusitano pidió a la población en general elevar el concepto actual de la democracia.
"Conciencia cívica, sentido de responsabilidad, eso es lo que se necesita, haría mejor a la democracia, pero los políticos no están interesados realmente en mejorarla", expresó.
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"La mentira se ha convertido en un instrumento político, no la sutil, sino la más burda", indicó, y conminó a "los ciudadanos de pie a exigir la verdad o el mundo se va a convertir en una comedia de engaños".
El reclamo se extendió a los medios de comunicación. "Ante la frivolidad que llena las páginas de los periódicos y las pantallas de televisión, somos nosotros quienes debemos de reaccionar para ya no ser cómplices de quienes somos víctimas", apuntó.
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La condecoración que recibió ha sido entregada en otros años al juez español Baltasar Garzón, al rector de la Universidad de Salamanca Ignacio Verdugo y al presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el brasileño Antonio Cansado Trinidade.