La ofensiva de las fuerzas del orden de Haití ha permitido recuperar dos ciudades de manos rebeldes, aunque otras diez permanecen hoy bajo control de la oposición, entre ellas Gonaives, bastión del Frente Anti Aristide.
 
La Policía haitiana recuperó en las últimas horas las ciudades de Saint-Marc, controlada por los rebeldes desde el 7 de febrero, y Grand-Goave (sur), durante unas operaciones cuyo balance no ha podido ser establecido de momento.
 
En los últimos días han muerto por la violencia política en Haití más de 40 personas, según datos periodísticos.
 
En Saint-Marc, a 96 kilómetros al norte de Puerto Príncipe y con una población de 160.000 habitantes, se mantiene la tensión después de la intervención de la Policía acompañada de civiles armados.
 
Corresponsales destacados en la zona afirman que se registraron varios heridos y que muchos habitantes de Saint-Marc han comenzado a abandonar la ciudad.
 
Hasta esta mañana, la Policía no había podido tomar el feudo del Agrupamiento de Militantes Consecuentes de Saint-Marc (RAMICOS).
 
Durante una breve visita ayer a Saint-Marc, el primer ministro, Yvon Neptune, declaró que se había desplazado hasta allí "para apoyar a la Policía".
 
Neptune visitó también Grand-Goave, donde fue vitoreado por varias decenas de personas, según las imágenes difundidas anoche por la televisión estatal.
 
"Llegamos! Que se escondan!", cantaron los seguidores del Gobierno del presidente Jean Bertrand Aristide en alusión a los rebeldes que habían ocupado la ciudad durante casi 48 horas.
 
Pero Gonaives, con 200.000 habitantes y la cuarta ciudad del país, escapa aún al control de la Policía y el Gobierno.
 
Patrullas del Frente de Resistencia contra el gobierno recorren las calles donde ayer, lunes, miles de personas se manifestaron para expresar su condena al régimen.
 
"Vamos a hacerles frente", entonaban los manifestantes, entre los que se contaban antiguos seguidores de Aristide, que se rindieron y entregaron sus armas al Frente, según informaciones de prensa.
 
En Dondon, pueblo próximo a la segunda ciudad del país, Cabo Haitiano (norte), la Policía no está presente en las calles, tras los enfrentamientos de las últimas horas entre agentes y civiles armados próximos al régimen contra la oposición.
 
En los disturbios del lunes, los rebeldes controlaron la ciudad durante la mañana e incendiaron la comisaría, pero más tarde las fuerzas del orden retomaron la ciudad.
 
En los incidentes se registraron dos heridos de bala y quedaron destruidas por el fuego las viviendas de diez simpatizantes de la oposición, según testigos presenciales.  
 
El movimiento de insurrección en Haití cobró fuerza el pasado día 5 en Gonaives y se ha extendido a otras ciudades al norte de la capital haitiana, Puerto Príncipe.
 
Marchand-Dessalines, Ennery, Grande Salines, Desdunes, LEstére, Anse-Rouge, Petite Riviére, Trou du Nord y Limonade, además de Gonaives, continúan controladas por las fuerzas de oposición.
 
La situación actual preocupa a las organizaciones defensoras de los derechos humanos.
 
En un comunicado emitido anoche, la Coalición Nacional para los Derechos de los Haitianos (NCHR) subrayo que "los dos campos (fuerzas gubernamentales y antigubernamentales) son responsables de graves violaciones a los derechos humanos".
 
La NCHR pidió a los grupos que reclaman la salida del presidente Aristide del poder que eviten "convertirse en culpables" de ataques a los derechos humanos.
 
La Coalición condenó también "la actitud del Gobierno, que intenta solucionar por las armas un problema esencialmente político".
 
Por su parte, la Asociación de Organizaciones Empresariales afirmó en un comunicado que la crisis actual es "producto de la opción deliberada del poder para promover un Estado de no derecho".
 
La nota proclama "el estado de emergencia" en sus filas para apoyar a la nación "en esta situación altamente preocupante".