De vez en cuando aparecen aquellas palabras usadas por padres y abuelos durante décadas del siglo XX.

Esta nota ‘refresca memoria’ es apenas un ligero encuentro con algo del folclore moribundo de tipo lingüístico. No se trata, pues, de un estudio del idioma ni tampoco el inventario completo de esas palabras que se quedaron entre nosotros o desaparecieron de un momento a otro, dejando el sabor de su recuerdo.

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Representa una remembranza volandera que justifica de cierta manera aquello del dinamismo del lenguaje, que si bien adopta términos que se arraigaron en el decir popular también descarta otros por considerarlos arcaicos.

Con estos antecedentes y a propósito también de las nuevas palabras que acaba de incorporar la Academia de la Lengua Española a su monumental Diccionario, rememoramos  un grupo de términos muy usados en las décadas de la segunda mitad del siglo XX, que fueron tan comunes para el pueblo sencillo e incluso entre quienes, como ahora, cuidaron su manera de hablar y escribir.

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Extensa lista
Sin desestimar un buen número de ecuatorianismos como chacota (desorden, bulla, risotada), acholar (avergonzar, amilanar), encamotado (enamorado), etcétera, pongamos en la memoria que cuando llegaba el invitado al festejo del ‘santo’ de cualquier miembro de la familia, aquel exclamaba entre sonrisas frente al agasajado: ¡Te traje la cuelga (regalo) aunque estoy sin pega (trabajo)!
Así como cuelga y pega fueron muy usuales en nuestro medio, otros modismos y expresiones tuvieron vigencia por largo tiempo  en el siglo pasado y algunos de ellos llegaron hasta nosotros y siguen en uso, aunque sin la intensidad de antes.

Para ejemplo entonces los términos trastos (muebles y enseres de casa), fámula (sirvienta),  agraciado (favorecido en algún sorteo), alhajas (joyas), munícipes (concejales), diarismo (periodismo), caramitad (esposa-mujer), chamba (trabajo),  chirona  (cárcel) e institutor (profesor).

En la conversación citadina  y en las noticias y avisos de los periódicos de distintos años del siglo XX, se manejaron voces que en la actualidad suenan ridículos, raros u obsoletos para muchos jóvenes  que defienden su predominante argot.

Decir chauchera en vez de portamonedas resultó  tan común como decir cháchara, por burla; zampar, en lugar de castigar o propinar golpes;  bataclanera,  para referirse a una bailarina de salón o vedette; perniciosa, refiriéndose a la tifoidea; y cleresía, en torno al sacerdocio en general.

Lo mismo ocurría cuando se tomaba el término futre para señalar que alguna persona estaba muy elegante; jachudo,  al calificar a alguien como terco, necio o desobediente; culingo, sobre una prenda cuyas medidas de largo y ancho no encajaban con las de su propietario; y facha, en referencia  al aspecto de una persona.

Y qué decir de camastrón, que calificaba a un individuo de lento y perezoso para acometer una tarea; lambón, a aquel personaje  servil y adulón; cufiar, es decir el acto de espiar, mirar u observar; y orondo, por presuntuoso y tranquilo de sí mismo.

Esto apenas, una pequeña muestra de la inagotable cantera de palabras que identificaron a varios momentos de épocas añoradas  por nuestros mayores y que hoy representan las tradiciones  que nos identifican. No dude el amigo lector en agregar las palabras que recordó  al revisar estos breves apuntes.

PALABRITAS
Apañar  
recoger.

Arrumar amontonar cosas.

Culillo
miedo por algo.

Yapa
obsequio o agregado que daban los comerciantes y tenderos de barrio a sus asiduos clientes.

Suplido
anticipo, especialmente de carácter monetario que se hace por algún trabajo. Es un adelanto.

Jumo
borracho, ebrio.

Postemilla
acceso en las encías.

Retrete
excusado, servicio higiénico.

Remesa  envío de una cosa.

Porrazo golpe.

Tahúr aficionado al juego.

Sedería género o prenda de seda.

Magulladura contusión, golpe.

Desollar quitar la piel del cuerpo.

Calafate carpintero de ribera.

Paletó gabán de paño grueso y largo.

Empavesado adornado.

Comentos comentarios.

Puñadas trompadas, golpes, manotazos.

Ocurra asista, vaya.

Desposarse casarse.

Incoar comenzar alguna cosa.

Vindicar vengar, defender.

Sobretodo
o encauchado abrigo impermeable para defenderse de la lluvia.

Fifiriche
flaco, insignificante.