Mañana se proyectarán, a las 19h00, los cortometrajes de Crespo en la sala del MAAC Cine.
Seis años viendo buena producción cinematográfica en un televisor de 13 pulgadas en Olón, fue –de alguna manera– lo que le despertó al guayaquileño Andrés Crespo ese evidente gusto que tiene por lo audiovisual.
Olón no solo lo alimentó con las imágenes de las “mejores películas que he visto en mi vida”, como indica Crespo. Fue en ese lugar, seis años después de que llegó –cuando tenía 26– donde decidió llevar al cine una novela del ecuatoriano Abdón Ubidia, llamada Sueño de Lobos, más que como “un arte, como un negocio”, según él mismo refiere.
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Se regresó a Guayaquil. Buscó a gente dedicada a escribir libretos, pero fue inútil, así que le tocó hacer la adaptación. Luego de unos meses de intentar que se concrete este proyecto, se dio cuenta de que era imposible hacer un largometraje, por los costos.
Eso no lo desmotivó. Por el contrario, decidió realizar su primer cortometraje que se llamó Niño Danny, porque, como él señala, “ya le había cogido el gusto a escribir libretos”.
Niño Danny se cristalizó después de enfrentar varias dificultades. Se proyectó en 1998 en una de las salas de Cinemark de Guayaquil y la acogida del público fue bastante buena. Este corto no solo estuvo en esta ciudad, también se exhibió en el cine Ocho y medio en Quito.
Después de la realización del primer cortometraje, Crespo comenzó a escribir otro que, como él indica, “mutó y se transformó en un largo llamado Perfidia”. Este, junto a otros siete cortos y tres largometrajes, “están guardados en un cajón hasta que logre llevarlos a la pantalla”, señala.
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La producción siguió “como una lucha constante”, dice Andrés; en el 2000 realizó un documental de 14 minutos sobre una bailarina de strip tease. Sonnya –así se llamó– participó en el Festival de Octaedro en Quito y obtuvo una mención especial.
Ahora Crespo está buscando, junto con los miembros de su productora, El triunfo films, auspiciantes para rodar un largometraje, titulado El extranjero. Refiere que lo bueno es que “cuando ya estás en el ruedo se van abriendo nuevos caminos”.
El último cortometraje que realizó fue Filo de tocador, que se concibió en el 2003 y se presentó en el Festival de Cine de Cuenca en noviembre de ese año.
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A pesar de que no obtuvo ningún galardón en el Festival, asegura que se siente “contento porque el público lo recibió bien, porque le gustó”. Además, piensa que con este corto aprendió a seguir su instinto y gusto personal, y que definió una línea de trabajo.
El joven realizador dice que las cosas han pasado de manera muy extraña durante este tiempo; agrega que su trabajo le ha “quitado la idea del orden cronológico”.
Las pocas ganancias económicas que ha obtenido por los premios recibidos por las producciones dice que no son para su beneficio, sino que “se invierten en lo que viene”, que para eso se trabaja.
Crespo también participó como actor en la última película del cineasta ecuatoriano Sebastián Cordero, denominada Crónicas, que se rodó a finales del año anterior.
Este guayaquileño, amante de su ciudad, del mar, de la literatura y del cine, presentará mañana en la sala del MAAC Cine, ubicada en el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo del Malecón 2000, sus tres producciones. Luego de la función, los asistentes tendrán la oportunidad de conversar en un foro con este personaje.
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Las entradas cuestan $ 2,80 para el público general. Quienes poseen la tarjeta MAAC Cine universitaria, pueden ingresar con otra persona por $ 3,80.
CORTOS
TC TELEVISIÓN
Crespo trabajó en la realización de libretos de ‘Archivos del destino’, de TC Televisión. Con este canal se vinculó porque tenía previsto efectuar con Galo Recalde y Jennifer Nájera una producción denominada ‘¿Qué es esto?’, que era una especie de denuncia contra el sistema político, pero que nunca se concretó.
ECUAVISA
En Ecuavisa, Crespo hizo la adaptación de algunos libretos para la serie televisiva ‘Sin límites’, en la que estuvo menos de tres meses.
BARES
Fue dueño de varios bares en Olón y Manglaralto. Además, tuvo uno en Guayaquil con Jimmy Mendoza –actual dueño del bar Gran Cacao– llamado Palo Santo, hasta hace pocos años.
GUÍA
Crespo también trabajó como guía de los turistas que llegaban a Guayaquil en el aeropuerto Simón Bolívar.