Estudiantes de la academia Preludio brindarán un concierto el próximo miércoles en la Espol.

La pianista guayaquileña Ana María Vargas alista el cierre del año lectivo de la academia que dirige, de nombre Preludio, con un concierto que se realizará el próximo miércoles 14 en la Espol. Pero ese cierre de año no significa que la actividad concluye. Luego vendrán los talleres de invierno, los espacios para despertar vocaciones, para indagar en el arte musical.

Ella misma, hoy de 46 años, y convertida en maestra, testimonia lo importante que es la etapa de descubrimiento y cimentación de las vocaciones. Guarda en la memoria, no por recuerdos propios, sino porque se lo contaron, que antes de los 4 años recibió como regalo de su padre un pequeño piano de juguete, y que a ella le gustó tanto, tanto, que después de un tiempo, ante la  insistencia, su papá optó por conseguirle uno de verdad, y para ello hizo un trueque. Él, que tenía un almacén de muebles, entregó un juego de sala a cambio del instrumento.

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Y fue su abuela, Ana María Blacio Pazmiño, la que se convirtió en su entusiasta y puntual maestra. La abuela, a su vez, estudió piano con José Vicente Blacio, el tío abuelo que se graduó en París, y todo lo aprendido lo depositó en la pequeña nieta, de ojos claros y manos inquietas, quien ejecutó prontamente con habilidad, de memoria, piezas de Schubert, Beethoven, Mozart, entre otros compositores,
 Ana María, con su pequeña figura y  escasa edad, acudía a presentarse asiduamente al programa ‘El club de los niños de la abuelita Ángela’, en Telecuatro, y allí se encontraba con niñas artistas de la época, como Carla Repetto, dice.

Estudios académicos
A los 18 años ingresó al conservatorio Antonio Neumane, donde continuó estudios de piano y conoció a las  amistades que hasta ahora permanecen junto a ella, como la soprano Astrid Achi Dávila, o el profesor Lucho Silva Guillén, con quien fundó y dirige, hace más de una década, la academia de música Preludio (al norte de la ciudad.)

Lo recuerda ahora que tiene una larga trayectoria recorrida y varios proyectos realizados, como la orquesta de estudiantes de la institución, que se creó  hace poco, o el Festival del Saxofón, que se lleva a cabo anualmente. En él los alumnos actúan  junto a maestros del saxo, como Lucho Silva Parra e invitados internacionales (en el 2004 se desarrollará en septiembre próximo);  o los conciertos que frecuentemente programa con sus jóvenes discípulos, o sus presentaciones como solista.

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Buen año
Al 2003 lo conceptúa como un buen año, porque junto con los directores de la academia Cuballet, que comparte el espacio físico con Preludio, en la ciudadela Kennedy Norte, hizo un espectáculo que combinó ballet y música, y que califica de novedoso. Y el pasado septiembre emprendió una gira de un mes por ciudades de Europa y tocó en Barcelona, ante un auditorio que escuchó sus interpretaciones  latinoamericanas.

 Recorrió París, Venecia, Florencia, Montecarlo, en plan turístico, y la propia Barcelona, la ciudad donde se plantó por primera vez, ante un auditorio que le era ajeno, desconocido. La experiencia le pareció  apasionante, refiere, y le dio asimismo, según revela,   nuevos bríos para su labor de difusión artística que realiza en Guayaquil, junto con la familia Silva y media decena de profesores que integran Preludio. En la academia recibe a niños desde los 3 años, a cuya edad los inicia en la música, en este mundo que le es propio.

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Quizá por este motivo también su hija menor, Ana María, de 16 años, a quien le dicen Peyo, toca la flauta traversa y pertenece a la orquesta de estudiantes de Preludio, y sus hijos mayores, Andrea, de 23, y Carlos, de 19, gustan de la música, al igual que su esposo, Juan Carlos Uribe, quien escucha con atención y devoto deleite las obras que interpreta Ana María en el piano que ocupa un sitio destacado del hogar. CM

NOTAS
PERCANCE

Uno de los momentos más difíciles en la vida de  Ana María Vargas de Uribe fue cuando tenía que dar un concierto y se enteró que su abuela materna había muerto. Retrasó el espectáculo para un mes después.

GUSTOS

Sus compositores favoritos son Rachmaninov, Tchaikovsky y Chopin. Por lo general viste de rojo,  su color preferido. Con sus hijos, hermanos Efrén y María del Pilar y esposo, disfruta de las comidas que se hacen en casa de sus padres.

LECTURAS

Prefiere leer libros que tratan sobre el comportamiento del ser humano. Dos de ellos son ¿Quién se ha llevado mi queso?, de Spencer Johnson, y El caballero de la armadura oxidada, de Robert Fisher.

PERSONALIDAD

No es detallista en adornar su departamento, pero sí lo es con su carrera y la crianza de sus hijos. Es bromista, expresiva y nunca le falta una sonrisa.

AFICIONES
La pianista además tiene afinidad con la pintura. Le pidió al pintor Golett Orvieto que le enseñara la técnica de la plumilla y el óleo-pastel. Sus cuadros se exhiben en el hall de su vivienda y tratan sobre paisajes. Pintó también un retrato de su esposo.

PLANOS

La arquitectura es otra de sus aficiones. Tiene varios cuadernos en los que registra cientos de planos de casas, pero ninguno de ellos utilizó para construir una vivienda.