El DT peruano del Cienciano revela parte de sus enseñanzas que aplicó en el campeón sudamericano.

"A veces se puede jugar bien, a veces no, lo que no pueden dejar de poner mis jugadores son ganas, temple y temperamento, algo que nunca puede dejar de lado el futbolista".

Freddy Ternero es el autor intelectual de ese llamado campanazo Cienciano. El ingeniero que armó ese tren que nadie pensaba que llegaría a la próxima estación pero surcó la mitad de América, el talentoso economista que logró tanto rendimiento con tan poco.  Freddy, un caballero, deslizó en una docena de respuestas su valía intelectual con reflexiones profundas y cargadas de sentimientos, en una entrevista que le hicimos. Es lo que los italianos llaman “una scoperta”, un gran descubrimiento. Leámoslo...

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Pregunta: ¿Es verdad que a principios de año estaba trabajando en escuelitas de fútbol hasta que tomó al Cienciano? (en junio del 2003 asumió en Cienciano).
Respuesta:
Sí, a principios del 2003 fundé el Centro de Formación de Fútbol que lleva mi nombre, donde trabajamos en el verano con 450 niños, a quienes se les da una formación integral buscando su mejoramiento futbolístico, pero sobre todo su crecimiento como personas de bien.

P: ¿Cómo analiza esta conquista de Cienciano? ¿un milagro, un trabajo a conciencia?
R:
Es producto de un trabajo donde fijamos objetivos muy altos y de luchar con todo lo que se puede para alcanzarlos. A eso teníamos que apuntar, ya que como siempre digo aquel que se traza objetivos muy bajos que se preocupe cuando los alcance; y peor si se conforma porque será un mediocre más. Esa fue la exigencia y los jugadores entendieron el mensaje. Además comprobaron que todo lo que yo les digo lo hago, así que siempre tuvieron confianza conmigo. Los insté a soñar, les decía que la felicidad consiste en tener sueños y el éxito es hacerlos realidad.

P: Sinceramente, Freddy, cuando comenzó esta historia, ¿pasó por su mente la idea de ser campeón?
R:
Mi frase siempre fue: “Hay que ir paso a paso”. Así que cuando ganamos primero a Cristal y luego a Alianza Lima reafirmamos nuestra convicción y fe en que teníamos posibilidades de realizar un gran torneo. Lógicamente, siempre hay un deseo de ser campeón, pero era algo que teníamos que cimentar en cada partido. Además siempre les pedía que disfrutaran con lo que hacían.

P: ¿En qué momento pensó que podía realizar  el sueño?
R:
Cuando enfrentamos al Santos de Brasil aquí en Cusco y el equipo ganó e hizo una gran presentación. Ahí pensé que si manteníamos ese ritmo y sobre todo ese espíritu que mostraba el cuadro podía darse. El equipo estaba sólido dentro y fuera de la cancha.

P: Cuéntenos un poco qué fútbol le agrada que desplieguen sus equipos y el que ha logrado desarrollar Cienciano en esta Copa.
R:
Siempre me ha gustado que mis equipos jueguen un fútbol ofensivo, tratando de darle un buen trato al balón, cuidando de tener el equilibrio táctico tanto en ataque como en defensa y con los requerimientos del fútbol actual en lo que se refiere a imprimir velocidad cuando es necesario y plantear la lucha por la posesión del balón lo más lejos de nuestro arco y lo más cerca del arco rival; para recuperar el balón todos trabajan reduciendo los espacios y una vez recuperado todos aportan su presencia para generar juego ofensivo desplegándonos lo más posible. A veces se puede jugar bien, a veces no, lo que no pueden dejar de poner mis deportistas son ganas, temple y temperamento, algo que nunca puede dejar de lado el futbolista. Yo les digo que los asiste el derecho de tener una mala tarde con el balón porque son seres humanos, pero lo otro no puede faltar nunca, para eso no hay excusas.

P: Háblenos un poquito de sus jugadores, hombres en los que nadie creía y que le dieron satisfacción.
R:
Como les dije a ellos: por algo Dios los ha reunido acá, se han juntado hombres de experiencia con algunos jóvenes, quienes han estado en equipos importantes de la Capital, pero que nunca tuvieron una gran trascendencia y si ahora estamos todos reunidos es para realizar grandes cosas y no para dejar pasar un año más en sus carreras; que no podían más adelante dejar sus carreras sin haber luchado por algo importante, tenían la obligación de demostrar que eran capaces. Casi nadie creía en ellos cuando iniciamos esto, pero en el interior del grupo sí, todos teníamos fe y el hecho de saber que nadie confiaba en nosotros cuando empezó la Copa nos hizo más fuertes y en el cuerpo técnico aprovechamos muy bien eso para tocar su orgullo y lograr hombres con fe inquebrantable.

P: ¿Cómo ve el fútbol actual?
R:
La exigencia que le ponen directivos e hinchas a los técnicos y que estos a la vez transmiten a sus jugadores hace que tengamos un fútbol cada vez más robotizado y en los campos de juego se ve eso, equipos que luchan y luchan. Hace que cada vez se piense menos, se invente menos y nos limitemos a un juego lleno de tensiones. En cambio qué lindo es cuando se permite desarrollar todo el talento a los jugadores, porque tienen tranquilidad, con procesos de trabajo que dan y transmiten seguridad. El vértigo con que viven nuestras sociedades se transmite al fútbol, pero creo que en esto deberíamos proteger al fútbol como expresión de arte y luchar por mantener su esencia.

P: ¿Cómo encuentra al fútbol sudamericano?
R:
En esta parte del continente se mantiene un buen nivel; hay un crecimiento futbolístico de algunos países que han hecho más competitivas las competencias internacionales. Indudablemente que el talento del jugador sudamericano es siempre admirado y llevado por los grandes de Europa; esto hace que nos quedemos siempre con las ganas de poder seguir disfrutando un tiempo más de este talento.

P: ¿Qué le diría a un colega que debe desenvolverse en un medio modesto, donde no sobran dinero, jugadores ni elementos?
R:
Los técnicos estamos expuestos a trabajar en condiciones difíciles. El mejor argumento es nuestro trabajo. Para mí el éxito no es poseer las más preciadas cosas o ganar títulos, sino hacer lo que a uno le gusta y hacerlo de la mejor manera posible. Obrando así, en algún momento llega la recompensa.