Las empresas funerarias han dejado que la compañía nacional de correo, Post Danmark, transporte durante años las cenizas de los difuntos como si fuesen un paquete postal más.

Según el diario Berlingske Tidende, algunos funerarios admitieron haber dejado que los carteros fuesen los encargados de entregar las urnas a los cementerios en los últimos diez años.

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La mayoría de los funerarios asegura que los familiares habían sido informados de que el último viaje de su allegado se iba a realizar de esta manera, mientras que otros reconocen que no siempre son avisados.