El auditorio Grupo de Guayaquil de la Casa de la Cultura del Guayas (CCG) fue el lugar donde la noche del pasado martes se rindió homenaje al arqueólogo guayaquileño Jorge Marcos Pino, ganador del Premio Nacional Eugenio Espejo 2003, en la categoría Actividades Científicas.
En el lugar estuvieron Mariella García, directora regional de Programas Culturales del Banco Central; Willington Paredes, investigador y asesor académico; Juan Castro y Velásquez, crítico de arte, y otras personas que formaron grupos de conversación antes del desarrollo de la ceremonia, que inició con casi una hora de retraso (19h48).
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Marcos pasó al podio y dijo que su interés por la arqueología surgió mientras estudiaba literatura inglesa en la Universidad de Harvard. Sin embargo, fue en 1968 cuando empezó a dar sus primeros pasos en este campo.
“En diciembre de ese año con el Dr. Carlos Zevallos Menéndez y algunos de mis amigos descubrimos la necrópolis huancavilca de la loma de los cangrejitos”, explicó.
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Las excavaciones en aquel lugar se dieron un año más tarde. Comentó que en 1970 trabajó en otros dos sitios en el valle de Chanduy. Esta investigación dio como resultado su primera publicación, Punta de proyectil en la cultura Guangala.
El homenajeado ha expuesto en congresos de arqueología y antropología, destacando las actividades y modos de vida de los habitantes de la Costa.
Marcos Suárez Capello, director de la sección Arqueología y Antropología de la CCG, indicó que el acto sirvió para “afirmar la valía intelectual de Marcos y sumarnos al reconocimiento consignado en la mención recibida (Premio Espejo) que estimula el esfuerzo que hizo durante su productiva carrera científica”.
José Velasco, representante del directorio de la CCG, sostuvo que se unía al tributo para Marcos y que próximamente la Casa de la Cultura espera reinaugurar el museo de arqueología.