Los fondos que recaudan estas entidades sirven para cubrir más del 30% de sus presupuestos anuales.

Las islas de los centros comerciales de la ciudad comenzaron a mostrar los coloridos diseños de las tarjetas navideñas.

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En pequeños locales se destacan las comercializadas por la Fundación de Asistencia Psicopedagógica a los Niños y Adolescentes con Retardo Mental (Fasinarm) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés).

Otras organizaciones como la Fundación Ecuatoriana de Olimpiadas Especiales, las ofrece por intermedio de las consultoras de Yanbal.

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En el caso de SOS Aldeas de Niños Ecuador la venta se efectúa en sus establecimientos, mientras que Su Cambio por el Cambio tiene clientes fijos.

El aumento de fundaciones que se dedican a vender tarjetas navideñas ha hecho que los ingresos se reduzcan. Esto, según sus representantes, es preocupante, pues estos fondos representan más del 30% de sus presupuestos anuales.

Estrategias
Para aumentar sus ingresos, las fundaciones comenzaron a diversificar sus productos y analizar estrategias.

En Fasinarm, además de la venta pública de las tarjetas en los centros comerciales, se hacen diseños especiales para empresas, dijo María del Carmen de Ripalda, del departamento de Comercialización.
A esto se añaden juegos didácticos, agendas y portarretratos.

Unicef también tiene una gama de tarjetas y artículos que incluyen regalos navideños como corbatas, muñecos y agendas.

La Fundación Ecuatoriana de Olimpiadas Especiales solo se dedica a la venta de las tarjetas, dijo María José Cueva, directora de marketing. Lo mismo sucede con Su Cambio por el Cambio, aseguró el padre Sereno Cozza, director de la institución.

Lorena Calderón, asistente de recaudación de fondos de SOS Aldeas de Niños Ecuador, dijo que para asegurar la venta de las 300.000 tarjetas que sacaron al mercado nacional empezaron a enviar los catálogos a las empresas en septiembre pasado.

Las fundaciones esperan que a finales de año las recaudaciones sean altas, para de esta manera cumplir con las metas impuestas.

Esto permitirá la creación de escuelas y centros médicos. Además ayudará a solventar los gastos educativos y de alimentación de decenas de niños del país.

Instituciones ofrecen artículos de todo precio y tamaño
La competencia de las tarjetas no es solo en precio, sino también en los diseños y mensajes.
Una tarjeta pequeña cuesta 43 centavos de dólar, como mínimo. Pero hay algunas más caras, que por estar elaboradas en material reciclado llegan a valer más de tres dólares. Los diseños son los más llamativos.

Estos son realizados, en algunos casos, por los niños de las fundaciones, con dibujos alusivos a la época.
Otras utilizan los diseños donados por conocidos pintores para incluirlos en sus tarjetas.

Los adornos de Navidad, dependiendo del material y tamaño, cuestan entre 8 y 12 dólares, mientras que las agendas varían de 6 a 8 dólares. Las fundaciones también pusieron a la venta calendarios, cuyo precio puede llegar hasta los 10 dólares. Algunos tienen fotografías y otros postales.