Antes que ellos, casi dos mil jóvenes se reúnen. Esperan con ansia que Kid Cósmico abra con buena vibración el festival de dos días de música juvenil, rebelde, desfachatada, sincera. La tarima es sólida, igual que el convencimiento de la gente que se ha reunido en la Cruz del Papa para oír música.

Kid Cósmico blande sus acordes divertidos y la gente siente que fue bueno que ellos abrieran el concierto, organizado por el Municipio capitalino. En uno de los parlantes, se cuelga un cartel alusivo a lo que la mayoría de jóvenes cree... “Toreros: trece  payasos asesinos”. Pero no todos están de acuerdo.

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Cuando hay gente tan convencida, es un poco difícil de llegar a acuerdos en temas tan difíciles. Martín Castillo (13) hablaba con Michael Parra (14). Al primero le fascina el espectáculo taurino. Al otro, no. Se escandaliza. Se ponen a discutir antes de que Mortero inicie su presentación con su hard core apasionado. Se olvidan de la discusión. El sonido crudo de las guitarras de la nueva formación de Mortero les obliga a entrar al mosh. Se baila con patadas y puñetes... al aire. Lástima, Michael sufre un golpe, pero se ríe. No hay ningún problema.

¿No es esto algo como los toros? En el momento de la pregunta, Martín no le presta atención. Es muy divertido oír esa batería cadenciosa, fuerte y repetitiva de los Mortero. ¿No hay un dejo de espíritu agresivo en todo esto? Otra vez vuelve a dejar flotando la pregunta. Es hora de recibir a la banda de mayor culto en el país... Mamá Vudú.]

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Es tan particular su forma de hacer música, que la gente se admira de verlos tocando en esa forma tan expresiva. Dos voces y dos guitarras. Una batería bastante estilizada. Los muchachos piden a gritos que canten Violencia. “Anarquistas #$%&/¿dónde están?/ ¿dónde están?/”, gritan sus fans. Pero no lo hacen.

Tocan sus movidas más elaboradas y la gente quiere “Violencia, violencia”. Incluso un viento cruzado, un minitornado, hace que se caiga una torre. Uno de los integrantes de la banda se salva de milagro. “Casi me mato”, dice al micrófono. Y el público le recrimina que si no toca Violencia, eso mismo le va a pasar. Mamá Vudú sale de escena y presenta a Tanque, los punkeros más afamados de Quito, pero Mamá Vudú regresa. “Para calentar el ánimo... ahí  está... Violencia”, dice el líder de la banda. Se arma un mosh tan poderoso que vuelan zapatos, y la gente sale feliz.

“Parece los toros”, dice Martín. “No seas bruto... aquí no matamos, controlamos la furia”, dice Michael. Antes de entrar al mosh, se acerca una señora que busca a su hijo. Martín y Michael le preguntan cómo es. “Un guambrito de pelo largo”, contesta la señora. Pero hay casi tres mil guambras de cabello largo.
(JRI)