Tómese un cubo cuyos lados estén constituidos por cinco "células" (pequeños cubos): si se coloca en las caras de esos pequeños cubos todos los números enteros de 1 a 125 de tal manera que sumando los números de las líneas, de las columnas, de las pilas y de las cuatro grandes diagonales se obtenga siempre la misma cifra, se ha construido un cubo mágico.
Si, además, las sumas de las pequeñas diagonales de los cuadrados paralelos a las caras del cubo son también iguales a ese número, se tiene un cubo mágico perfecto.
Este cubo mágico perfecto de orden cinco, que trataba de obtenerse desde hace decenios, ha sido construido por vez primera, anunciaron conjuntamente el profesor de matemáticas alemán Walter Trump y el ingeniero informático francés Christian Boyer.
Los aficionados a las curiosidades matemáticas conocen los cuadrados mágicos -cuadrados en los que pueden ser colocados todos los números de 1 a n de manera que las sumas de las n líneas, n columnas y n diagonales sean todas iguales. En la antiguedad se los conocía ya: el más pequeño cuadrado mágico (de orden tres) habría sido descubierto por los chinos más de 2.000 años antes de Cristo.
Los cubos mágicos fueron descubiertos mucho más recientemente y son mucho más difíciles de lograr. Su invención se atribuye a Pierre de Fermat, en 1640, aunque el cubo del célebre matemático francés no corresponde totalmente a la definición actual del cubo mágico.
El cubo mágico de orden cinco que Trump y Boyer acaban de construir, tras varios meses de trabajo, es perfecto, puesto que contiene todos los números enteros de 1 a 125 y permite obtener el mismo número mágico -el 315- de 109 maneras diferentes: con sus 25 líneas, sus 25 columnas, sus 25 pilas, sus cuatro diagonales principales y sus 30 pequeñas diagonales.
Trump y Boyer han respondido pues a la cuestión popularizada en 1976 por el especialista de las matemáticas recreativas Martin Gardner en la revista Scientific American: "¿Existe un cubo mágico perfecto de orden cinco?". "Nadie lo sabe", dijo entonces Gardner.
Este cubo mágico perfecto es el más pequeño posible, dado que -explican Walter Trump y Christian Boyer- "ninguno de los cuatro cubos mágicos normales de orden tres es perfecto" y ningún cubo mágico de orden cuatro puede ser perfecto, como lo demostró en 1972 Richard Schroeppel.
Este matemático norteamericano demostró asimismo que si existiera un cubo mágico de orden cinco, su centro debería ser el número 63. Tal es el caso del cubo de Trump y Boyer.
El primer cuadrado mágico perfecto de orden siete se debe a un inglés, Andrew Frost, que publicó sus resultados en 1866 en el Quarterly Journal of Pure and Applied Mathematics.
"Hasta estos últimos meses, se habían descubierto cuadrados mágicos de orden siete, ocho, nueve y más, pero curiosamente, no de orden inferior a siete", señaló este jueves a la AFP Christian Boyer.
Pero, en los dos últimos meses todo ha cambiado: en septiembre, Walter Trump construyó el primer cubo mágico perfecto de orden seis, antes de obtener en noviembre, junto con el ingeniero francés, el primer cubo mágico perfecto de orden cinco.