Creado por Walt Disney, el mundo de la animación celebra a uno de sus personajes.

El parto de Mickey hace 75 años fue  complicado. Nada hacía prever que este ratón de enormes orejas iba a  emprender una cruzada triunfal por el globo y que además una insignificante empresa de dibujos animados se convertiría en un imperio del entretenimiento.

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Y seguramente todo esto no hubiese sucedido si en aquel momento Walt Disney no hubiera vendido incluso su automóvil a favor de Mickey.

Es indudable que Disney fue su padre espiritual y quien le puso primera voz, al principio demasiado fuerte.

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Cuando el 18 de noviembre de 1928, considerada como fecha de su nacimiento, el ratón Mickey debutó como marinero en el primer episodio animado Steamboat Willie se rompieron los sensibles tubos del amplificador en el Colony Theatre de Nueva York.

La empresa, sumida en una severa crisis económica, estaba a punto de quebrar.

Fue entonces cuando Disney decidió vender su auto. Con el dinero no solo posibilitó una nueva voz al ratón, sino que además agregó el acompañamiento musical de una orquesta.

En la primera cinta sonora, Mickey se encuentra en un buque a vapor junto con su novia Minnie y  su eterno rival Pete Pata de Palo. Si bien Steamboat Willie figuraba solo como película previa a la cinta principal, Disney logró atraer a críticos de influyentes periódicos, quienes alabaron al ratón como la nueva estrella del dibujo animado.

Oswald, “el conejo feliz”, una figura con que Disney hizo sus primeras experiencias en el mundo del marketing, y que pasó a manos de la competencia por problemas de derecho de autor, fue rápidamente olvidado.

Mickey se convirtió de inmediato en objeto de consumo. El ya clásico reloj pulsera con la figura del ratón se podía adquirir en aquel momento por 2,95 dólares. En la actualidad, los coleccionistas están dispuestos a pagar más de mil.

De no ser por la comercialización de sus figuras, Disney no hubiera prosperado demasiado como director de dibujos animados. Las cintas no ingresaban lo necesario para invertir en el desarrollo técnico y la ampliación de los estudios.

Sin embargo, este productor y director, nacido en Chicago en 1910, veía en estas animaciones el motor más importante en la realización de su sueño en un mundo de ensueños.

Además de películas, cómic y libros, más adelante, los gigantescos parques de diversiones y aventuras completarían este sueño.

Para el perfeccionamiento de sus filmes, Disney invirtió durante años cada centavo que sobraba. Por momentos, empleó a más de mil dibujantes, entre ellos grandes talentos como Up Iwerk, el responsable de Mickey.

Defensora de la ley
Pero el alma del ratón era de papá Walt. Desde un principio Disney corporizó a Mickey como una figura defensora de la ley y el orden, quien además es listo y valiente. A esto se le agrega el código de armonía que Disney persigue y vigila celosamente: no existe violencia real, no hay conflictos que no se puedan resolver y, por supuesto, no hay sexo.

El ex presidente de los EE.UU., Jimmy Carter, señala que  el ratón “es un embajador de la paz y  buena voluntad que habla el lenguaje universal de la amistad. Agradezco a  Mickey por todo lo que ha hecho para difundir amor y risa y unir al mundo en  una sola familia”.

El ratón Mickey, por el cual Disney recibió un Oscar especial en 1932, se consideró pronto como sinónimo de dibujo animado. Y su creador se convirtió en el modelo mundial de sano entretenimiento familiar.

Luego de más de 120 películas, entre ellas los cuentos de Grimm, Blancanieves y los siete enanitos y Fantasía, con Mickey como aprendiz de mago de Goethe, el ratón se retiró como “actor”. Sin embargo, para el consorcio Disney, que desde su fusión con AOL y Time Warner a principios de 2000 es “solamente” la segunda empresa mundial de entretenimientos, el ratón es y será  su máxima figura.

El imperio Disney aún hoy debe seguir la premisa de su creador: “Espero que nunca olvidemos una cosa. Que todo comenzó con el ratón”.

Y en ese sentido su actual presidente, Michael Eisner, dice sobre el personaje: “Mickey está vivo y lleno de vida como siempre”.

‘Un producto bien administrado’
La coordinadora de la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica, Rocío Castro, destaca que la perpetuidad del personaje se debe, en gran parte, al buen manejo comercial que le da la compañía de Disney.

Gorras, camisetas, llaveros, souvenirs, golosinas, peluches, sábanas, relojes, muñecos, entre otros productos, con la figura del ratón, se venden en todo el planeta.

“Todos estos productos son atractivos para los niños, aunque también hay jóvenes y adultos que simpatizan por el personaje y les encanta adquirir cualquier elemento cultural relacionado con el ratón”, refiere.