La diva del pop Kylie Minogue presentó en Londres su noveno disco, Body Language, un álbum que evoca al mito erótico del cine francés de los años 60 y 70 Brigitte Bardot, a la que calificó como “un verdadero ídolo sexual y una de las grandes chicas de las revistas”.

El primer sencillo del álbum, Slow, salió a la venta el pasado 3 de noviembre y ya se ha colocado en el número uno de las listas de  éxitos en el Reino Unido. 

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 Body Language, que se grabó en Barcelona el pasado verano y contiene tres temas escritos por la propia cantante, no fue el único tema de conversación durante la rueda de prensa que la artista ofreció el pasado sábado.

Minogue no pudo evitar hacer una alusión al rugby, ya que el equipo  nacional de Australia, del que se confiesa gran aficionada, derrotó el sábado  a Nueva Zelanda, el eterno rival, en la final de la Copa del Mundo de esa especialidad. 

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 “Tuve que obligarme a dejar de ver la televisión porque estaba gritando tanto que pensé que perdería mi voz”, bromeó. 

Dado el gran éxito que ha cosechado durante su carrera, la cantante confesó que está en uno de los mejores momentos de su vida, con un nivel de felicidad “diez”, ya que cada vez se siente “más y más a gusto” consigo misma. 

 “No me veo como una número uno –explicó–, aunque me siento muy satisfecha por todo lo que he hecho y estoy muy orgullosa de toda mi carrera. Ojalá siga así dentro de diez años”. 

No especificó si su dicha está relacionada con su novio, el actor francés Olivier Martínez, y se limitó a negar los rumores sobre “futuro, matrimonio o hijos, aunque mi madre está deseando que me case”.