Matrix: revoluciones, tercera parte de la saga  de ciencia ficción protagonizada por Keanu Reeves, se estrenó ayer al  mismo tiempo (09h00 de Ecuador) en 80 países, entre ellos 10 latinoamericanos,  acompañada de un despliegue comercial que no la salvó de las malas críticas.

Con este sistema de estreno sin precedente, los fanáticos del filme tuvieron que madrugar en Los Ángeles o trasnochar en Tokio, donde Matrix   se vio, respectivamente, a las 06h00 y a las 23h00.

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En México se distribuyeron 550 copias de la película, mientras que en Lima 100 fanáticos desayunaron al pie  del cine.

El estreno generó otras anécdotas, como en Moscú, donde la película  protagonizada por Neo (Keanu Reeves), el hombre encargado de salvar a la  humanidad, fue usada por los neo-comunistas del Partido Comunista Ruso para  promocionarse frente al mayor cine de la capital.

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En Estados Unidos, el filme  se proyectó en 3.500 cines.
Pero el despliegue comercial y económico que rodea a la saga no lo ha salvado de las malas críticas.

“Hay muy  pocas cosas seductoras o que creen suspenso”, dijo el New York Times, mientras que Los Angeles Times se preguntaba: “¿Cómo algo que empezó tan espléndido se ha vuelto tan aburrido?”.