El autor español estará en Guayaquil el próximo miércoles 5 de noviembre. A las 11h00 dará una conferencia en la Fundación EL UNIVERSO sobre ‘El valor de elegir’.
Filosofar no sirve para salir de las dudas, sino para entrar en ellas y el trabajo del filósofo es hacer pensar. Provocar. Suscitar. Así lo cree Fernando Savater, catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid y el filósofo más destacado de Hispanoamérica.
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Nacido en San Sebastián, España, en 1947, Savater es además de filósofo, ensayista, novelista, traductor, periodista y dramaturgo. Tiene una respetable obra de ficción. Sin embargo, es más reconocido por su producción ensayística.
Autor de volúmenes como Las preguntas de la vida, Ética para Amador, El valor de educar, La infancia recuperada, La voluntad disculpada y muchos otros títulos, especialista en el pensamiento ético y político del siglo XVIII, traductor de Voltaire, Diderot y otros clásicos, Savater es un erudito. Pero su actitud está lejos del estereotipo del intelectual. Él desdeña las pompas, las poses, los oropeles.
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Leyó en su infancia cómics y aún le gustan, pondera a Harry Potter, no rehúye a las novelas de Ágatha Christie y le encanta el filme El señor de los anillos, así como venera a Borges y cita de memoria a Schopenhauer y Nietzsche.
De su pensamiento podrán ser testigos los ecuatorianos. El escritor tiene previsto arribar esta noche al país.
Invitado por la librería Mr. Books se encontrará con los lectores en Quito, el próximo martes 4 de noviembre, a las 18h00, en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Al siguiente día estará en Guayaquil, en la Fundación EL UNIVERSO, donde dará una conferencia a las 11h00, organizada por este Diario y la Universidad Casa Grande.
Sus intervenciones girarán en torno al contenido de su reciente libro titulado El valor de elegir, que hace poco presentó en España. ¿Qué es lo que define al ser humano?, se pregunta Savater en esta obra, y contesta que no los instintos o la dotación genética, tan semejantes a las de otros animales, sino la capacidad de decidir e inventar acciones que transforman la realidad y también al ser humano.
Dice que de lo que realmente se trata es de encontrar no el origen del hombre, en su sentido físico, zoológico, sino su principio, o sea, aquello a partir de lo cual comienza a ser hombre.
Afirma que tal principio está en la acción, es decir, en una intervención en lo real que selecciona, planea e innova. “El ser humano cuenta con una programación básica –biológica– en cuanto ser vivo, pero debe autoprogramarse como humano”, anota.
Autobiografía
Antes de El valor de elegir, el autor publicó también en este año el libro Mira por dónde, autobiografía razonada. En este volumen Savater prefiere la comunicación directa, la palabra ágil, el recuerdo alegre, la anécdota seductora.
No habla de sus libros, ni de los cientos de páginas que escribió, ni de sus logros o de sus galardones. Habla del niño que fue, de sus miedos, vergüenzas y lecturas, de los cómics que lo sedujeron, de sus padres y hermanos, que fueron sus aliados y mejores amigos; de los juegos de infancia, de la adolescencia, de las urgencias amatorias, de su compromiso político, de la adultez y de sus personales convicciones. El libro se divide en tres partes y cada una en pequeños capítulos. Son historias cortas, narradas en primera persona.
PENSAMIENTO
NOMBRE
Fernando Fernández-Savater Martín es el nombre completo del filósofo español. Adoptó el apellido Savater porque de ese modo conocían a su padre, un notario bastante mayor que más que padre parecía abuelo, según sus palabras.
TRABAJO
“Lo que pasa es que he logrado que me paguen por cosas que haría gratis. Esa es la habilidad que hay que tener. Escribir, leer, hablar son cosas que me encanta hacer y he logrado rentabilizarlas. Yo llamo trabajo a poner pólizas o a dedicarme a cosas que no me gustan. Eso no lo he tenido que hacer nunca”, confiesa Savater.
LECTURA
Para este autor, la lectura es el único modo en que el ser humano puede multiplicar su vida y recuerda al escritor argentino Jorge Luis Borges, cuando decía que gracias a los libros “se tienen recuerdos que nunca se han vivido”. Afirma que la lectura fue lo que forjó todo su desarrollo personal.