No es falta de cariño el hecho de que a los latinos, africanos y asiáticos nos suelan tratar mal en Europa o en otra parte del mundo.

Eso no es racismo ni falta de tolerancia. Todo tiene su nombre, y creo que en este sentido las razones para tal discriminación tienen su origen en la incapacidad de ciertos emigrantes para adaptarse a otros medios. ¿Cómo no van a tenerle fastidio a alguien que no respeta el espacio ajeno  y porque “es extraño” realiza actos que avergüenzan a cualquiera? Lamentablemente, cierto tipo de conductas se da  por falta de educación, principios y sentido común.

Si queremos que nos traten como gente, aprendamos a vivir y a actuar como gente educada; no se trata de ser rico o pobre, sino de ser civilizados.
Gabriel Eduardo Pérez
Guayaquil

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Manifiesto mi contrariedad en relación con información sobre el racismo que sufren los ecuatorianos en España.

Bastaría vivir unas semanas en cualquier provincia española con emigrantes ecuatorianos para que vean que se los recibe con cordialidad. La culpa, si en algún lugar sufren trato desigual, es por la desidia que sus autoridades tienen hacia sus compatriotas.

Sabiendo que vienen a España en pos de una vida mejor, apenas conocen las costumbres del ciudadano español, qué le gusta, qué no le gusta, cómo se debe vivir, qué derechos se tienen, etcétera.

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Es deber de todas las embajadas dar un pequeño manual en los aviones que vienen con emigrantes, en el que se les explique cómo deben comportarse en España. Nunca se ha visto que se cruce por cualquier sitio las calles, para eso están los semáforos y pasos de cebra (peatonales) respetados por todos, menos por ciertos migrantes y por eso existen atropellamientos y muertes.

Tampoco nos gusta que se orine en cualquier pared, nos dejen los jardines y parques llenos de basura. Es normal que los vecinos, que en las tardes de sábados o domingos descansan en sus domicilios, no les agrade oír broncas y malas palabras de borrachos.

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Se dice que algunos bloques de viviendas están quedando solo para emigrantes, pues los españoles se van; es que tampoco estamos acostumbrados a que en un piso de 80 metros cuadrados vivan 15 o 20 personas, y es molesto oír ruido por consensos en reuniones de comunidad por gastos de agua, luz...

No es racismo sino que nuestras costumbres están siendo alteradas. Me considero una persona que quiere mucho al Ecuador, pues mis hijas y mi mujer son ecuatorianas. Me da pena ver cómo día a día va deteriorándose la imagen del ecuatoriano acá. Basta ver en medios audiovisuales cómo una empleada doméstica maltrataba a unos niños o cómo se matan ecuatorianos en peleas. Ecuador no se merece esto, por lo que pido a sus gobernantes que tomen medidas a través de los organismos pertinentes.
Emilio Torres Copado
Madrid, España

Los emigrantes ecuatorianos que se comportan mal son una minoría que no piensa como todo su país.

Habiendo yo vivido tiempos divinos con gente muy especial en Ecuador, a tal punto que el ecuatoriano me parece una de las personas más especiales de Sudamérica, no creo que toda España juzgue a los ecuatorianos con racismo; más bien a los vagos y aprovechadores. Se debe tener cuidado al juzgar en masa.
Hans-Rudolf Lehmann Weber
Untergeri, Suiza

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