El número de espectadores que el pasado miércoles acudió a la sala de Supercines Entre Ríos, a la apertura del Festival de Cine Argentino, no llegó a 20. No obstante, al término de la exhibición de Herencia, filme que abrió la muestra, las opiniones fueron múltiples.

Los presentes participaron con soltura en el foro que dirigió Torffe Quintero Touma. Lo hicieron porque para todos, coincidentemente, la ópera prima de la cineasta argentina Paula Hernández es esperanzadora. 

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Herencia recrea las historias paralelas de Peter (Adrián Witzke), un joven alemán que decide viajar a Argentina para buscar a Belén, su gran amor, y de Olinda (Rita Cortese), una emigrante italiana que con igual propósito llegó a Buenos Aires luego de la Segunda Guerra Mundial y que sin darse cuenta olvidó su origen y se convirtió en una citadina más.

Olinda es propietaria de un restaurante al que Peter llega en busca de ayuda. Él es mucho menor que ella, sin embargo, le enseña que en la vida las segundas oportunidades son precisas.

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La llegada de Peter le hace recordar a Olinda su arribo a Argentina y despierta en ella el deseo de volver a su tierra. Cada una de las escenas de la producción tiene un significado, en especial las caricaturas que realiza Federico (Martín Adjemián), asiduo cliente del restaurante de Olinda, pues registran el tiempo que ha pasado y que es difícil de recuperar.