La escritora estadounidense Susan Sontag recibió el pasado domingo en Fráncfort el Premio de la Paz, que concede anualmente durante la Feria Internacional del Libro la Asociación de Libreros Alemanes.

El galardón, dotado de 15.000 euros (17.500 dólares), es el de mayor prestigio que se otorga en Alemania a personalidades que se destacan por su compromiso por la paz y la comprensión entre los pueblos, ya sea a través de la literatura, el arte o la ciencia.

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 A  la ceremonia realizada en la histórica iglesia de San Pablo de Fráncfort, considerada la cuna de la democracia alemana, asistieron unas 700 personalidades culturales y políticas y Sontag fue destacada por distintos oradores como “gran intelectual”, “humanista intransigente”, “ejemplo de pensadores” y “patrocinadora de la paz”.

 La Asociación de Libreros Alemanes, que reúne a los editores literarios del país, alabó a Sontag porque en “un mundo de las imágenes falsificadas y de las verdades mutiladas, ella es una defensora de la libertad de pensamiento”.

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 En su discurso de agradecimiento, Sontag condenó el “programa imperial” lanzado por el presidente de su país, George W. Bush, y lamentó  que a raíz de sus críticas “a la invasión de Iraq” el embajador norteamericano en Berlín haya rechazado la invitación para asistir a la ceremonia de gala de entrega del premio.
El discurso se centró en las relaciones entre Estados Unidos y Europa, “el amor-odio, las coincidencias y enfrentamientos”, entre ambos lados.  “Los norteamericanos se acostumbraron a ver el mundo como una constante amenaza de lo desconocido, que lo malo acecha desde fuera, la guerra por lo bueno no termina nunca y por eso nunca habrá un fin de la opción militar”, advirtió la pensadora.

Sontag es el cuarto ciudadano estadounidense que recibe el premio en 54 años. La Feria del Libro de Fráncfort, la mayor de su tipo en el mundo, cerró sus puertas ayer.