Ser miembro de una banda es una aspiración válida cuando el arte musical ocupa un lugar especial en tu vida. En esta nota te damos algunas sugerencias para que organices tus talentos.
¿Te gusta tocar algún instrumento, cantar, componer y ensayar? Pues esa es una tendencia que comparten muchos estudiantes de colegios y universidades de Guayaquil.
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Desde los 12 años en adelante estos amantes de la música hacen cualquier esfuerzo para cumplir su sueño de armar o ser parte de una banda.
Roberto Morla, alumno del 4º curso del colegio Logos, toca la batería desde noviembre del año pasado, es un ejemplo. Él ensaya tres días a la semana en el cole y varias horas en su casa. Su género preferido es el punk y se siente súper bien cuando compone un tema porque, dice, “todos mis problemas desaparecen por un rato”.
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Marcos Wing, de 17 años, toca guitarra hace año y medio y se inclina por el pop. “La meta de un buen músico es abrirse a la diversidad de ritmos, tocar de todo un poco para llegar a más personas. Esto lo hace a uno un artista más profesional”, dice.
En él ha influido la agrupación African Homosapiens, de la que ha aprendido a valorar la música. Obviamente, entre sus planes futuros está el formar una banda con sus amigos del colegio.
Bandas musicales
Formar un grupo musical en esta época y en nuestro medio es un reto difícil de alcanzar, pero no imposible en este mundo de sueños hecho canciones, según nuestros consultados.
Ellos nos dan unas recomendaciones: primero, se debe amar la música y ser constantes; segundo, estar consciente de que la situación económica influye en el afianzamiento de la banda; tercero, conseguir los instrumentos musicales; y cuarto, buscar asesoramiento publicitario para promocionar el producto en el mercado discográfico y lograr una propuesta comercial que se difunda en la sociedad.
Para los hermanos Julio y Daniel Peña, de 18 y 13 años, la música es parte de su vida. Integran la agrupación Tríptica, que lleva este nombre por la fusión de ritmos (punk, metal y alternativo).
Ellos ensayan hace ocho meses. “Para conseguir la primera guitarra acústica hicimos una colecta en el curso y la otra mitad la dieron nuestros padres”, manifiesta Julio, estudiante del Tecnológico Ecomundo.
Lourdes Parapi, alumna de 5º curso del colegio 9 de Octubre, piensa que “la música es buena para evitar los malos pensamientos y mostrar las habilidades. La guitarra que tengo me la dieron mis papás, porque en mi familia todos son músicos”.
Diego Pérez, de 18 años, está en 6º curso del Ágora y cree que “muchos hacen música como una forma de escape a sus problemas y encuentran en las canciones una solución”.