El Premio Nobel de Física 2003 fue atribuido ayer en Estocolmo a Alexei A. Abrikosov, Vitaly L. Ginzburg y Anthony J. Leggett por sus “trabajos pioneros en el dominio de la teoría de los supraconductores y de los suprafluidos”.
Grandes figuras de la física cuántica, Ginzburg y Abrikosov, realizaron investigaciones que permitieron comprender los materiales supraconductores, que tienen la propiedad, a bajas temperaturas (inferiores a 150 centígrados bajo cero), de dejar pasar la corriente eléctrica sin perder energía, pese a potentes campos magnéticos.
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Las explicaciones de este fenómeno aportadas por Alexei A. Abrikosov son esenciales, dado que conciernen, por ejemplo, materiales de gran importancia práctica.
Su importancia hoy es que pueden prepararse nuevos materiales que conservan sus propiedades supraconductoras a más altas temperaturas (idealmente a temperatura ambiente) y utilizarlos en la producción de computadoras ultrarrápidas, de trenes de suspensión magnética o en el transporte de energía.
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Los supraconductores son utilizados asimismo en la obtención de imágenes magnéticas para exámenes médicos y, en física, en los aceleradores de partículas.
La formulación de la teoría sobre los supraconductores, que remonta a los años 1950, fue premiada ya con el Nobel de Física en 1972. Las mismas “fueron reactualizadas a raíz del desarrollo rápido de materiales de propiedades nuevas”, señala la Real Academia de Ciencias de Suecia.
En cuanto a los líquidos suprafluidos, su conocimiento ayuda a “comprender el comportamiento de la materia en sus estados energéticos más bajos y más ordenados”, indica la Academia.
Anthony J. Leggett es recompensado por sus trabajos sobre el helio, elemento que demostró deviene suprafluido a bajas temperaturas.
Abrikosov es miembro de las Academias de Ciencias de Rusia y de Estados Unidos. Una anécdota digna de señalar en un físico cuántico ruso-norteamericano: es ciudadano honorífico del pueblo de Saint-Emilion (región de Burdeos, suroeste de Francia), famoso por sus vinos.
Pilar de la investigación científica soviética y luego rusa desde hace medio siglo, Vitaly L. Ginzburg estuvo vinculado, entre otros proyectos, a la elaboración del arma atómica en la URSS.
Miembro de la Academia de Ciencias rusa, condecorado con la orden de Lenin, ha dirigido el grupo de teoría del Instituto P.N. Lebedev de Moscú.
Anthony J. Leggett se doctoró en física en la Universidad de Oxford en 1964.
Hoy tiene doble nacionalidad norteamericano-británica y enseña desde 1983 en la Universidad de Illinois, después de haber trabajado en la Universidad de Sussex (sur de Inglaterra).
Los tres laureados, que no trabajaron nunca juntos, compartirán la suma de diez millones de coronas suecas (un millón de dólares) de que está dotado el premio.