El mexicano David Ojeda hizo una adaptación teatral de dos obras del ecuatoriano José de la Cuadra.
Un dicho popular afirma que “una cosa lleva a la otra” y, al parecer, se cumplió en David Ojeda. En 1974, mientras este narrador mexicano era un “aprendiz de escritor”, como él dice, tuvo la oportunidad de ser becario del primer taller literario de su ciudad, San Luis Potosí, México, que dirigía el ecuatoriano Miguel Donoso Pareja.
Publicidad
Donoso no solo consiguió que Ojeda hiciera de la literatura un ejercicio diario, sino que la formación que le otorgó lo motivó para que luego liderara nuevos talleres y descubriera la obra del ecuatoriano José de la Cuadra.
Lo primero que leyó de José de la Cuadra fue la novela Los Sangurimas. La realidad geográfica y las características campesinas descritas en este libro lo deslumbraron, puesto que le trajeron reminiscencias de su lugar de origen.
En una de sus clases, Fernando Carrillo, uno de sus alumnos, quien además dirige la agrupación musical Son Caribe, quedó fascinado con Los Sangurimas y le propuso a Ojeda realizar un montaje teatral-musical de esta novela.
Publicidad
Así ocurrió. Ojeda asegura que en el lugar que ponen en escena este espectáculo, gusta. Son Caribe se presentó con esta obra en el 2001 en el Festival de Artes Escénicas de Manta, en el que la pieza tuvo gran aceptación.
Después realizaron la adaptación de Banda de pueblo, que también fue muy exitosa.
Ojeda ya no trabaja con Son Caribe, pero tomó como pretexto la participación de este grupo en el Festival de Artes Escénicas 2003 para venir a Guayaquil y concretar una propuesta binacional entre su firma editorial, denominada Nod, e Imaginaria, editorial que dirigen su maestro Miguel Donoso Pareja y su hijo, Miguel Donoso Gutiérrez.
El proyecto consiste en publicar libros de autores mexicanos en Ecuador y viceversa, y textos de escritores de otros países hispanohablantes, con ambas firmas. Ojeda demuestra que todo confluye para que la literatura latinoamericana pelee por su espacio.