Claro, pero parece que el sistema de caja común para el transporte público no ha llegado a las cooperativas que dan servicio al sector de Los Vergeles.
Ahí todavía los choferes de buses hacen carreras contra el tiempo para poder marcar las tarjetas. Tampoco respetan los paraderos, no llevan estudiantes ni a los ancianos; sin embargo, cuando el carro no está lleno de pasajeros, circulan a 10 kilómetros por hora.
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A los usuarios que pagan el pasaje completo los hacen pasar de lado para que el torniquete no gire y marque el pasaje, eso pasa a menudo en ciertas unidades de la línea 75. Quienes aseguran que las cooperativas que están laborando bajo el sistema de caja común ya no marcan tarjetas ni hacen carreras vehiculares para conseguir más pasajeros, deberían tomar un bus de Los Vergeles y comprobar lo contrario.
Cruz María Falcones
Guayaquil
Lo primero que debe ordenar la CTG es el caótico tráfico vehicular.
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Quizás esa idea de poner en un fondo común los dineros producto de los pasajes del día, dé solución al caos, pero sabemos que eso no es posible porque desobedeciendo la ley, ciertos oficiales y empleados de la CTG tienen unidades en cooperativas, y para seguir en orden, habría que aplicar la ley y sacarlas de circulación, pues esas personas que no deben ser juez y parte.
El Estado debería ayudar a los choferes a que obtengan sus taxis, buses, con lo que no trabajarían horarios extensos que los expone a cometer accidentes, pues cuidarían su patrimonio.
¿Cómo se reparten el dinero recaudado al final del día en la caja común? ¿Quién reporta los ingresos de manera honesta? Esto, si no se explica, tendrá lados oscuros; por eso creo que tiene validez la propuesta de que la Municipalidad de Guayaquil se haga cargo del control del tránsito.
Carlos A. León
Nueva York, EE.UU.
El sistema de la caja común resultaría bueno siempre y cuando se lo maneje con honradez y sin monopolios de parte de ciertos transportistas.
Aunque se dice que esta medida “acabará” con el maltrato de los choferes a los usuarios ya que a estos no los transportarán a toda carrera y sus vidas no correrán peligro, por cuanto desaparecen los relojes marcadores del tiempo de recorrido de las rutas, el problema subsiste porque la raíz de todo está en la falta de una política organizacional eficiente, capacitada, culta, digna, que respete y haga respetar la ley, y esté libre de corrupción.
Carmela Castro
Playas
Indiscutiblemente que es plausible el empeño del Director Ejecutivo de la CTG y de dirigentes de los choferes en implementar el sistema llamado caja común, con la finalidad de reducir los accidentes y evitar la competencia entre los choferes.
Mas resulta que no sé si por iniciativa de los choferes o de los propietarios de las unidades, continúan las desenfrenadas carreras por conseguir pasajeros, basta pararse en la calle Colón, donde se puede observar cómo literalmente “vuelan” las unidades de una manera desenfrenada.
Además, se dice que con este sistema se han beneficiado las personas de la tercera edad, los discapacitados y estudiantes, ya que los choferes no tienen excusa para no llevarlos, pero la realidad es otra, pues continuamos a la vera del camino por la indolencia de los choferes.
Más que una caja común, considero que debería emprenderse en una campaña de “conciencia común”, para que los choferes observen las leyes de tránsito y aprendan a respetar a los más débiles de la sociedad, como son los ancianos, los discapacitados y los colegiales.
Ing. Com. Luis Vizuete
Guayaquil
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