Muchas veces escondidos, otras veces simplemente ignorados pasan inadvertidos los tesoros urbanos de nuestra ciudad. En la Avenida de las Américas encontramos uno de ellos frente al aeropuerto internacional Simón Bolívar.
Se trata del Monumento al Aviador del escultor italiano Enrico Pacciani. Este artista, nacido en San Remo en 1886, es muy importante para la historia de Guayaquil. Llegó al Ecuador en 1924 contratado por José Abel Castillo, dueño de diario El Telégrafo, para que realice el monumento funerario a su hija fallecida tres años antes. Cuando vino a nuestras tierras para supervisar la instalación del mismo decidió quedarse al ver que tenía muy buena acogida en el medio, donde fue profesor y donde recibió muchas comisiones de familias pudientes, las cuales hoy adornan el cementerio general, próximo a ser declarado Patrimonio Cultural del Ecuador.
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Pacciani dirigía además, –junto al pintor Antonio Bellolio– la Asociación Alere Flaman, importante agrupación de artistas creada en 1931, pilar fundamental de la cultura de la ciudad durante aquella década. Junto al catalán José María Roura Oxandaberro funda y dirige la primera Escuela de Bellas Artes de Guayaquil. Durante 33 años –hasta su muerte en 1958– Pacciani realizó numerosas obras, no solo de carácter religioso.
El también llamado monumento a los Mártires de la Aviación Ecuatoriana está tallado en mármol blanco de Carrara y está fechado 1947, aunque se cree que fue ejecutado en 1929. Pacciani empleó el estilo art déco, que es visto hoy en día como una extensión del art nouveau en aspectos como la preocupación por la rica ornamentación, los finos materiales, y la excelsa manufactura.
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El art déco toma su nombre de la Exposición de Artes Decorativas e Industriales Modernas llevada a cabo en 1925 en París, y evolucionó alrededor de los años 1920-1930 de manera emocional en Francia, y con una interpretación más intelectual en el resto de Europa y en los Estados Unidos. Las influencias que lo modelan son variadas y hasta conflictivas. De los movimientos de pintura vanguardista (cubismo, constructivismo ruso, futurismo italiano) se derivan la abstracción, la distorsión y la simplificación. Pero también tomaba aspectos de la alta costura, de la Egiptología, del Oriente, del tribalismo africano, de los ballets rusos de Diaghialev, y del impacto de la nueva era de las máquinas.
En la obra de Pacciani tenemos una rigurosa composición simétrica y frontal que presenta un conjunto de dos figuras aladas cuyos rostros de perfil se acoplan con las mejillas de una tercera. El genealogista Rodolfo Pérez Pimentel indica que las mismas “confieren el beso de la paz a un aviador… posiblemente muerto en la gloria”.
La elegante composición final evoca claramente los aspectos aerodinámicos de las naves, conjugando rasgos orgánicos con trazos geométricos en una limpia fusión. Los cuerpos semidesnudos están cubiertos por un ropaje clásico, mientras que sobre las cabezas se ciñe un manto que recuerda los antiguos gorros de aviador.
A muchos de los monumentos en la zona de regeneración urbana se les ha devuelto su antiguo esplendor, con nuevos emplazamientos acordes a las mejoras implementadas. Esperamos que en la remodelación en curso de nuestro aeropuerto le toque el turno a esta obra de Pacciani, que aguarda una urgente limpieza y restauración.