Considerado el Rey de la canción mexicana, estuvo rodeado de mujeres y licor. Sus éxitos siguen vivos.
“Estoy en el rincón de la cantina, oyendo la canción que yo pedí, me están sirviendo ahorita mi tequila ya va mi pensamiento rumbo a ti, yo sé que tu recuerdo es mi desgracia y vengo aquí nomás a recordar qué amargas son las cosas que nos pasan cuando hay una mujer que paga mal”, dice una de las canciones más conocidas y que retrata a José Alfredo Jiménez, quien nació y murió en su ley: el alcohol, la música, las mujeres y el desamor.
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Los sociólogos lo estigmatizan como el compositor machista más contumaz, pero los del pueblo decimos que otros lo juzguen, nosotros nos contentamos con cantar sus canciones que lo convirtieron en el auténtico Rey de la música mexicana hasta hoy.
José Alfredo Jiménez nació el 19 de enero de 1926 en familia humilde, estudió hasta la primaria, ejerció de salonero, futbolista, cantinero hasta que en 1950 logró que Miguel Aceves Mejía grabe su canción Ella. Tuvo decenas de amores, dos matrimonios, siete hijos, compuso 500 canciones. Ganó una fortuna que la dilapidó en sus amores. El tequila le provocó una cirrosis que lo mató el 23 de noviembre de 1973.
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Pero a un grande de la música no se lo conoce por su biografía, sino por sus canciones. Así que ahí va el recorrido musical por parte de lo mejor de sus composiciones que nos perfila su personalidad.
“Me cansé de rogarle, me cansé de decirle que yo sin ella de pena muero”, le compuso al amor de sus 21 años que lo abandonó.
Luego le canta “estoy tan lejos de ti y a pesar de la enorme distancia, me siento cerquita de ti, corazón a corazón, alma con alma”.
Pero como la ingrata no le responde, le canta con desprecio: “Si yo te hubiera dicho no te vayas, qué triste me esperaba el porvenir, si yo te hubiera dicho no me dejes, mi propio corazón se iba a reír. Por eso fue que me viste tan tranquilo caminar serenamente bajo un cielo tan azul, después ya ves, me aguanté hasta donde pude, y acabé llorando a mares donde no me vieras tú”.
El despecho sigue con “te solté la rienda de mi mano izquierda, voy a dejarte el mundo para ti solita, como al caballo blanco le solté la rienda, a ti también te suelto y te me vas ahorita. Y cuando al fin comprendas que el amor bonito lo tenías conmigo, vas a extrañar mis besos en los propios besos del que está contigo, vas a sentir que lloras sin poder siquieras derramar tu llanto, vas a querer mirarte en los ojos tristes que quisiste tanto y que quieres tanto”.
“Yo quiero que tú vayas por el mundo y quiero que conozcas mucha gente, yo quiero que te besen otros labios para que compares hoy como siempre, si encuentras un amor que te comprenda y sientes que te quiere más que nadie, entonces yo daré la media vuelta y me iré con el sol cuando muera la tarde”, le dice con soberbia. También que va a beber para todo el año y que ojalá le vaya bonito.
Es que este JAJ era de a de veras. Nada de rogar por amor, llorar ante ella o perdonar alguna falta.
Sombrero negro de charro, pistola al cinto, tequila en mano nos confiesa que “sonaron cuatro balazos a las dos de la mañana, lo fui a matar en tus brazos, sabía que ahí lo encontraba, no creas que alguien me lo dijo, me dio la corazonada. Se me embaló la pistola, te salvaste de la muerte, todavía no te tocaba o fue tu noche de suerte”.
Ya famoso, en 1952 se casa con Paloma Gálvez a quien le declara que “me encontraste en un negro camino como un peregrino sin rumbo ni fe y la luz de tus ojos divinos cambiaron mis penas por dicha y placer”.
Machista y todo, muestra su ternura: “Cuando estoy entre tus brazos, siempre me pregunto yo, cuánto me debía el destino que contigo me pagó”.
El Rey compone canciones al amor o a la muerte con igual velocidad que descorcha el tequila. Nos describe cuando “por la lejana montaña va cabalgando un jinete, vaga solito en el mundo y va deseando la muerte, lleva en su pecho una herida, va con su alma destrozada, quisiera perder la vida y reunirse con su amada”.
O cuando proclama “no vale nada la vida, la vida no vale nada, comienza siempre llorando y así llorando se acaba”, inspiración que afloró por la muerte de su hermano.
También le cantó a los pobres. “Es mi orgullo haber nacido en el barrio más humilde, alejado del bullicio de la falsa sociedad, yo no tuve la desgracia de no ser hijo del pueblo, yo me encuentro entre la gente que no tiene falsedad”.
El tequila lo destroza y en 1968 la cirrosis hepática lo obliga a ordenar su vida por dos años.
Compone su canción final que la interpreta en el programa ‘Siempre en Domingo’, en la que con orgullo dice que “he ganado dinero para comprar un mundo más bonito que el nuestro, pero todo lo aviento porque quiero morirme como muere mi pueblo. ...Deveras, muchas gracias por haberme aguantado tanto tiempo; desde 1947 hasta 1972 y yo siento que todavía me quieren, ¿saben por qué? Porque yo he ganado dinero; el dinero pues no sé ni por dónde lo tiré, pero sus aplausos esos los traigo aquí adentro, y ya no me los quita nadie, esos se van conmigo hasta la muerte”.
Pero ya en su ocaso se enamoró de una adolescente de 16 años, Alicia Juárez, con quien se casa en Estados Unidos en una iglesia protestante para no divorciarse de Paloma. A este joven amor le compuso aquella canción que todos alguna vez en la vida, la hemos gritado en una madrugada desde el fondo de nuestra alma: “Yo sé bien que estoy afuera, pero el día en que me muera sé que tendrás que llorar, dirás que no me quisiste, pero vas a estar muy triste y así te vas a quedar. Con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley, no tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el Rey”. A tu salud, Rey.
UNA CANCIÓN
Si nos dejan
Si nos dejan, nos vamos a querer toda la vida,
si nos dejan, nos vamos a vivir a un mundo nuevo
yo creo podremos ver
el nuevo amanecer de un nuevo lindo día,
yo pienso que tú y yo,
podemos ser felíces todavía.
Si nos dejan buscamos un rincón cerca del cielo
si nos dejan hacemos con las nubes terciopelo,
y ahi juntitos los dos, cerquita de Dios,
será lo que soñamos.
si nos dejan, te llevo de la mano corazón
y ahí nos vamos.
Si nos dejan buscamos un rincón cerca del cielo
si nos dejan hacemos con las nubes terciopelo
y ahi juntito los dos, cerquita de Dios será lo que soñamos
si nos dejan te llevo de la mano corazón y ahi nos vamos
Si nos dejan, de todo lo demás nos olvidamos.