Un brazo robótico con tres marcadores de colores dibuja sobre una hoja en blanco en el laboratorio de Guy Ben-Ary en la Universidad de Australia Occidental, en Perth.

Pero las órdenes llegan del laboratorio del doctor Steve Potter, del Instituto de Tecnología de Georgia, en Atlanta.

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El cerebro del robot son unas 50.000 neuronas de rata que viven en un acuario electrónico. Las dos terminales se encuentran conectadas a través de Internet.

Ambos equipos buscaron crear una entidad semiviva que aprenda como el cerebro de los humanos y los animales, adaptándose y expresándose a través del arte.