Entre luces y humo, impecables efectos visuales y mucho pop-rock-electrónico, apareció Gustavo Cerati, el líder de la extinta banda de rock argentina Soda Stereo, para ofrecer un único y muy esperado concierto en Nueva York.
Cerati subió la noche del jueves pasado al escenario con su corte de pelo “retro” –estilo años 80, muy parecido al que usaba cuando lideraba Soda Stereo–, un maquillaje al estilo de David Bowie, una corte de talentosos y versátiles músicos, una gran parafernalia electrónica y su sempiterna guitarra rockera.
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El concierto arrancó con el tema Amo dejarte así, uno de los 17 que integran su última producción, Siempre es hoy, que promociona en Nueva York y que ha sido nominada a los Grammy Latino 2003 en la categoría Mejor Disco Solista de Rock.
El cantante interpretó, con un impecable sonido y un cuidadoso despliegue de los más fantásticos efectos visuales, los temas Cosas imposibles, No te creo, Artefacto, Nací para esto, Tu cicatriz en mí, Karaoke, Señales luminosas, Camuflaje y Altar.
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Entre las pocas canciones de Siempre es hoy que no interpretó quedó la hermosa Sulky, un tema en el que el protagonista es el bombo leguero, instrumento autóctono del folclore argentino, y que refleja las amplias influencias presentes en la música de Cerati.
Para los fanáticos de la banda Soda Stereo hubo tres temas de la legendaria banda, Secuencia inicial, del disco Dynamo, en una versión muy parecida a la original; y un experimento más electrónico para el recordado tema Ritos.
Cerati gritó “breakdance” –otra referencia a los 80– cuando comenzaron a sonar las baterías de otro clásico de Soda Stereo, Sobredosis de TV, y hasta hizo de pinchadiscos para dar la entrada, y enloquecer al público que lo aplaudía, a uno de los temas de su último disco.
Se escucharon también altos coros, en los que más de uno de los asistentes al concierto habrá echado los pulmones al aire, cuando Cerati cantó, guitarra en mano, Puente, de Bocanada; Te llevo para que me lleves, de Amor Amarillo, y Colores Santos, del homónimo disco que grabó junto a Daniel Melero, y que fue la canción escogida para cerrar el concierto.
Al final, el público aplaudió la versatilidad del cantante y entre aplausos y gritos pidió que repitiera algunas canciones que ya había interpretado.