El paso de una locomotora animada sobre un teclado con un tema musical de fondo era la característica del programa de videos ‘Soul Train’ (el Tren del Alma), que por 16 años condujo Oswaldo Valencia en las pantallas de Telecentro (ahora TC Televisión).

Valencia, que se caracteriza por ser un hombre sencillo, rompió el mito de la presencia de los negros en la radio y televisión. Nació en Esmeraldas, tiene nueve hermanas y lleva 35 años en la comunicación social.

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Se inició en la radiodifusión en 1968 en la emisora guayaquileña Canal Juvenil, que “en esa época solo se transmitía en amplitud modulada (AM) porque aún no llegaba la fiebre de la frecuencia modulada (FM)”, señala.

Estudió y trabajó en Estados Unidos. Su residencia estaba en un barrio latino de Manhattan, y consiguió un espacio  en la radio WBMX La Grande, en el que transmitía música ecuatoriana.

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Posteriormente, unos ejecutivos de la disquera Fediscos (de J.D. Feraud Guzmán) vieron el programa ‘Soul Train’ en EE.UU. y pensaron en emitir un espacio similar en Ecuador. Por este motivo escogieron a Valencia debido a su similitud, en apariencia y voz, con el presentador, conocido como Don Cornelius.

“Me prepararon durante seis meses, ya que no tenía conocimiento de lo que era la televisión”, dijo. El programa tuvo acogida en el país, especialmente en la juventud.

Los temas se seleccionaban de revistas especializadas  como la Billboard, la Record World, entre otras, que informaban cuáles eran las canciones de moda y que eran las preferidas por los jóvenes.

A pesar de mantener por más de una década un programa de música pop, Valencia prefiere la salsa.

Su imagen, la de un hombre muy seguro de lo que expresaba sentado en un sillón, quedó marcada en el público.

Recuerda que en 1983 llegaba atrasado a una acto en la feria de Durán cuando una dama se le acercó y dijo: “¡Dios mío, milagro! Este hombre sí ha sabido caminar”.

Sin embargo,  Valencia se despidió de la pantalla de televisión en 1991. “Decidí dejar el programa antes que él lo haga, o me saquen, lo que no pasó”, comenta.

Aún conserva las ganas de retornar a la televisión, “en estos días en que los programas de recuerdos están tan olvidados”, afirma.

Ahora tiene un programa en la radio Sabor Mix, que se transmite de 06h00 a 10h00, luego se dedica a actividades particulares, como administrar su discoteca en la Alborada. También planea escribir un libro, con sus memorias.

Conserva un archivo con  16 años de videoclip que los ha pasado al nuevo formato de DVD, con los antiquísimos rollos de cintas que llegaban de Estados Unidos.

Actualmente de estado civil divorciado, con siete hijos (dos estadounidenses y cinco ecuatorianos), recuerda la frase con la que finalizaba su programa en la televisión: “Soul, love and peace (Alma, amor y paz)”. (DHA)