No solo se emplea para bajar el colesterol y mejorar la memoria sino para mantener la piel elástica e hidratada.

Esta sustancia orgánica extraída del proceso de refinación del fréjol de soya es beneficiosa porque ayuda a disminuir los niveles en exceso de grasas de colesterol y triglicéridos en la sangre, gracias a que las disuelve.

La lecitina también regula el sistema nervioso y muscular porque contiene colina, un neurotransmisor del cerebro encargado de mantener una buena contracción muscular, los impulsos nerviosos y la memoria. Además, mejora el trabajo intelectual porque posee como mineral al fósforo.

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Otro beneficio de la lecitina, dice la doctora en nutrición Lorena Miranda Párraga, es mantener la piel elástica e hidratada gracias a los ácidos grasos polinsaturados que posee y por ser un antioxidante natural, es decir un regenerador de las células y tejidos retardando su envejecimiento.

“Por contener fitoestrógenos, unas moléculas llamadas isoflavonas que poseen propiedades similares a las de los estrógenos naturales (hormonas femeninas), la lecitina es utilizada como reemplazo hormonal en las mujeres menopáusicas (cese definitivo de la menstruación)”, señala el homeópata César Aizaga García.

Miranda recomienda tomar una gragea de 1.200 mg de lecitina antes de las comidas (desayuno, almuerzo y merienda). Pero señala que dependiendo del médico podrían ser dos por cada comida. También sugiere comerlas en su estado natural (fréjol de soya) preparadas en ensaladas. Una media taza mediana al día que contiene 117 calorías, es suficiente.

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Sin embargo, Aizaga dice no tomar los suplementos de lecitina más allá de dos meses porque podría causar fatiga hepática, malas digestiones y disminución de la libido sexual.