Consumidores creen que las monedas pesan demasiado y son más difíciles de manipular.
El peso que tienen las monedas fraccionarias es una de las principales razones para que los ecuatorianos sean reacios a llevarlas en el bolsillo.
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“Se dice que 8.000 dólares, en monedas de un centavo equivale a una tonelada”, comentó Angelo Caputti, presidente de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador, quien consideró que a los clientes bancarios no les gusta que se les pague en moneda.
Según el BCE, la gente prefiere dejar sus centavos en casa, antes que llevarlos a todos lados. “Esto provoca que el cambio se represe”.
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De todas maneras, tanto el BCE, como la Asociación de Banco Privados, dicen disponer de la moneda fraccionaria suficiente para cubrir la demanda.
En Ecuador existen 10 millones de dólares en moneda fraccionaria que están en circulación, informó una fuente del BCE. Esto representa el 25% de todo el circulante, que de acuerdo con el BCE, son más de 40 millones de dólares.
Desde la dolarización, el país decidió importar monedas ecuatorianas acuñadas en México y Canadá, además de la importación de monedas estadounidenses.
Por su parte, Caputti aseguró que los bancos privados tienen en stock suficiente, según la demanda de los clientes. Cuando un cliente por sus negocios (casinos, por ejemplo) les pide moneda sencilla, los bancos no tienen problema en entregarlas, explicó.
Según un estudio del Banco Central (BCE), en el país, al 70% de la población le gusta más manejar las monedas fraccionarias nacionales que las estadounidenses. La razón: pueden identificar de mejor forma pues tienen números.
Entre tanto, las monedas de uno, cinco, diez, veinticinco y cincuenta centavos de Estados Unidos son identificadas por las imágenes, lo cual requiere de un proceso más profundo de análisis por parte de los ciudadanos.
Según el estudio del BCE, realizado en cuatro ciudades a 1.200 personas, esas monedas se utilizan en las transacciones diarias mercantiles. Los usuarios más frecuentes son jóvenes que cancelan sus pasajes y clientes que compran en ferias y abarrotes.
De acuerdo con fuentes del BCE, un cambio de actitud que se ha visto en cuanto al redondeo, es que a los clientes no les gusta recibir caramelos o chicles como vuelto. Exigen el valor en centavos.