Reflejó los avatares de la clase media en las décadas del 60 y 70 y fue un hito en la historia del humor gráfico.

Mafalda criticó a la sociedad en la década del 70, pero a 30 años de su última publicación en Argentina, los lectores extrañan a la famosa historieta del humorista y dibujante Salvador Lavado, conocido como Quino.

Publicidad

El 25 de junio de 1973, Mafalda dejó de publicarse periódicamente y su autor solo volvió a dibujar tiras puntuales para campañas de bien público o para regalar a sus amigos.  Sin embargo, el tiempo no afectó la vigencia de las historias contadas por Mafalda y sus entrañables amigos, puesto que medios de comunicación de diversos países siguen publicando sus aventuras.

Actualmente Quino vive en París y prefiere no hablar más de Mafalda, si bien mantiene un diálogo con sus lectores mediante su página de Internet, en donde cuenta que dejó de dibujar la aclamada historieta porque le costaba mucho esfuerzo no repetirse y sufría con cada entrega.

Publicidad

 “Cuando uno tapa el último cuadrito de una historieta y ya sabe cuál va a ser el final es porque la cosa no va”, agregó. No obstante, seguidores de todas las edades recuerdan la desaparición de la tira, que quedó plasmada en más de dos millones de ejemplares de cada uno de los diez libros publicados, solo en la versión argentina, según datos de Ediciones de la Flor.

Mafalda –una niña inteligente, irónica, preocupada por la paz y los derechos humanos, que odia la sopa y ama a los Beatles– y su banda de amigos han captado la atención de lectores alrededor de todo el mundo, lo que llevó a ser traducida a 30 idiomas.

Los colegas argentinos de Quino consideran que Mafalda, que reflejó los avatares de la clase media en las décadas del 60 y 70, marcó un hito en la historia del humor gráfico en el país y se convirtió en un clásico.

“Creo que hay un antes y un después de Mafalda en el humor gráfico argentino, porque Quino creó un tipo de familia argentina. Y hasta entonces la historia de las tiras estaba ligado a una profesión fija o a una característica psicológica puntual”, dijo Caloi, uno de los mejores autores de cómic argentinos.

“Quino rompió con esta tradición al mezclar personalidades porque Mafalda era una contestataria y Manolito (hijo de un almacenero español), por ejemplo, estaba interesado por los negocios. Entonces obtuvo un coctel fantástico, obviamente, sumado a su talento único”, agregó el creador de Clemente, otra mítica historieta argentina.

 La niña del flequillo recto y vestidos a lunares nació en 1963, cuando una compañía de electrodomésticos le encargó a Quino una publicidad con un personaje que comenzara con “M”, la inicial de Mansfield, aunque nunca llegó a publicarse porque la firma fracasó.

 En 1964 hizo su aparición en el semanario Primera Plana, pero Mafalda salió a la calle por última vez en 1973 en la revista Siete Días, si bien la vigencia y actualidad de sus diálogos hizo que la tira fuera reeditada más tarde en varias recopilaciones.