La Bienal de Arte de Venecia ofrecerá a partir de mañana un ejemplo de la diversidad cultural que se vive en los diferentes países de Latinoamérica y que constituyen una de sus características comunes.
La quincuagésima edición de la Exposición Internacional de Arte de la Bienal veneciana se inaugura oficialmente mañana sábado y estará abierta hasta el 2 de noviembre bajo el título "Sueños y conflictos: la dictadura del espectador".
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El italiano Francesco Bonami, que trabaja en el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago, es el director de esta edición, que presenta más de sesenta pabellones en los que expondrán 380 artistas de cinco continentes, repartidos por varios puntos de la ciudad de los canales.
Los países latinoamericanos están presentes con varios pabellones nacionales propios y también con otro del Instituto Italo-Latinoamericano (IILA), que tiene su sede en Roma.
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Así, Brasil presenta las obras de Beatriz Milhazes y Rosangela Rennó, en una muestra cuyo comisario es Manoel Francisco Pires da Costa.
Por su parte, Uruguay muestra "Soñando la paz", la exposición de Pablo Atchugarry cuyo comisario es Carlos Alejandro Barros, mientras Venezuela ofrece el trabajo del artista Pedro Morales, montado bajo la dirección de María Luz Cárdenas.
La otra gran propuesta es el pabellón del IILA, en el que participan Charly Nijensohn (Argentina); Eugenia Vargas (Chile); María Fernanda Cardoso (Colombia); Marisel Jiménez, Rossella Matamoros y Joaquín Rodríguez del Paso (Costa Rica); Tomás Ochoa (Ecuador); Muriel H. Hasbún (El Salvador); Brooke Alfaro y Victoria Suescum (Panamá); Gilda Mantilla y Fernando Bryce (Perú) y Marcos Lora Read (República Dominicana).
La argentina Irma Arestizábal ha sido la comisaria de este pabellón, que lleva como título "Archipiélago de imágenes" y que se ha instalado en el Convento de San Cosme y San Damián de la veneciana isla de la Giudecca.
A la hora de plantear su trabajo como comisaria, Arestizábal ha querido expresar la diversidad del continente y con ella "dar la idea de que somos diferentes entre nosotros, aunque tenemos un acento común en el origen", según explicó a EFE.
Raíces africanas o indígenas se aprecian en las obras expuestas en el pabellón del IILA, entre las que hay fotografías, vídeos, instalaciones, pintura y escultura.
El concepto de "archipiélago" usado para el título de la muestra se debe al deseo "de decir que los latinoamericanos somos como islas, diferentes unos de otros, pero con una compleja unidad", en palabras de la responsable del pabellón.
No obstante, Arestizábal considera que no se puede hablar de un arte latinoamericano como un elemento específico, ya que "hay muchas formas de arte, pero sin duda estos artistas reflejan características latinoamericanas", en especial por su multiplicidad cultural.
De acuerdo también con el lema de la Bienal, el pabellón del IILA muestra obras "que nos hablan de utopías y sueños, defectos y virtudes, y nos permite apreciar una variedad de lenguajes".
La aportación latinoamericana se enmarca en el deseo del director de la Bienal, Francesco Bonami poner de manifiesto que la actividad creadora está siempre en movimiento y es un reflejo de la imaginación humana, pero también está directamente conectada con los problemas que rodean al individuo.
En la Bienal, un jurado internacional otorgará tres "leones de oro" para premiar al mejor país representado, a la mejor obra expuesta y al artista más destacado de menos de 35 años.